“Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Co. 10:31).
Este versículo nos llama a examinar nuestros corazones y evaluar nuestras vidas por la posible presencia de idolatría (según el contexto el problema no es comida, el problema es adoración; el asunto es idolatría) y nos llama a vivir toda la vida, incluyendo nuestros deportes, para la gloria de Dios.
PRINCIPIO 1: LA PARTICIPACIÓN EN LOS DEPORTES DEBE ESTAR INFORMADA POR EL CONOCIMIENTO DE DIOS.
Antes de hacer deportes para la gloria de Dios, nosotros debemos contemplar la gloria de Dios [en la faz de Jesucristo]; nosotros necesitamos un correcto conocimiento de Dios y un correcto conocimiento de nosotros mismo en relación con Dios. Aparte de este conocimiento nadie puede verdaderamente hacer deportes para la gloria de Dios.
Cuando yo contemplo la gloria de Dios antes de hacer deportes, mi corazón es transformado al ser menos susceptible a exaltarme a mí mismo; porque sólo un ignorante, tonto arrogante llamaría la atención sobre sí mismo y se exaltaría a sí mismo a la luz de la grandeza de Dios. Cuando yo percibo lo que Dios ha hecho por mí a través de la muerte de su Hijo sobre la cruz por mis pecados soy menos vulnerable a tener un pensamiento elevado de mí mismo; estimo a mis compañeros de equipo y aun a mis oponentes como superiores a mí mismo; camino sobre el campo de juego como el peor pecador que conozco; soy menos vulnerable a confiar en mi propias fuerzas y a creerme auto-suficiente; camino sobre el campo de juego confiando en Dios (dependiendo de ÉL).
PRINCIPIO 2: LA PARTICIPACIÓN EN LOS DEPORTES DEBE SER HECHA COMO UNA ADORACIÓN A DIOS.
Esta perspectiva transforma el campo de juego en un contexto para adorar y glorificar a Dios: en una oportunidad para honrar a Dios, expresar mi amor por Dios, reflejar el carácter de Dios, traer gloria a Dios; no para impresionar a otros o llamar la atención sobre mí mismo.
PRÁCTICA 1: GLORIFICAMOS A DIOS EN LOS DEPORTES AL DAR GRACIAS A DIOS POR LOS DEPORTES.
Los deportes y la recreación nos susurran y recuerdan el reposo que un día experimentaremos en la presencia de Dios. Los deportes son un regalo del [misericordioso] Dios y nos proporciona muchos beneficios que no merecemos: Descanso, refrigerio, salud, gozo (es un gozo encestar un tiro de tres en la canasta de baloncesto; es un gozo ejecutar habilidosamente un pase en soccer o prevenir un goal; es un gozo, si tú juegas béisbol, conectar una línea de hit al jardín central; es un gozo, si tú eres un lanzador, lanzar la bola de tal manera que parezca desafiar la física y conscientemente dejar a todos momentáneamente pasmados mientras el árbitro dice: “Strike tres”; es un gozo, si tú juegas voleibol, bloquear un remate; es un gozo colocar la bola para hacer un remate y ejecutarlo exitosamente; es un gozo, si tú juegas golf, golpear la bola hacia la mitad de la calle de golf).
Participar en deportes nos proporciona gozo y ver los deportes también. Es apropiado que demos gracias a Dios por el regalo del deporte. Todos los regalos de Dios tienen la intención de llevar nuestra atención a Dios; crear una fresca gratitud a Dios en nuestros corazones y un fresco afecto por Dios. Si nosotros fallamos al dar gracias a Dios, no glorificamos a Dios; en vez, cultivamos una ignorancia de Dios centrada en el hombre, un corazón y una actitud idólatra. Cuando damos gracias a Dios estamos reconociendo que «de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre. Amén».
PRÁCTICA 2: GLORIFICAMOS A DIOS EN LOS DEPORTES AL MOSTRAR UN CARÁCTER PIADOSO EN LOS DEPORTES.
Si tu entendimiento de los deportes está informado por la cultura y no por la Escritura, el desarrollo y expresión de la habilidad atlética será mas importante para ti que el desarrollo y demostración de un carácter piadoso; ganar será más importante para ti que el desarrollo y demostración de un carácter piadoso; valorarás y celebrarás la habilidad atlética y ganar más que tu valorar y celebrar un carácter piadoso; el deporte se convertirá en un desagradable medio para la propia glorificación en lugar de un hermoso medio para glorificar a Dios al mostrar un carácter piadoso. Por favor no me malinterpretes, el desarrollo de la habilidad atlética en un deporte en particular es importante, pero es de importancia secundaria, no de primera importancia; de primera importancia para un cristiano es el desarrollo y demostración de un carácter piadoso como un medio de gustar y glorificar a Dios.
¿CÓMO PODEMOS GLORIFICAR A DIOS CUANDO HACEMOS DEPORTES?
- Glorificamos a Dios cuando hacemos deportes con humildad. Un atleta humilde busca y recibe la corrección y la crítica tanto de los entrenadores como de sus compañeros de equipo; reconoce sus limitaciones; reconoce que otros están más capacitados que él; ánima a sus compañeros de equipo; entiende que si él o ella anota, esto fue parte de un proceso que envolvió a otros (no fue independiente de los demás); es afable en la derrota y modesto en la victoria; honra a su entrenador y a sus respectivos oficiales (árbitros), aun cuando parecen ser desfavorables e inexactos; transfiere la gloria de todos los logros atléticos a Dios y no permitirá que otros le asignen gloria a él.
- Glorificamos a Dios cuando hacemos deportes para servir. Nosotros servimos cuando subordinamos nuestras preferencias personales de un rol o de jugar una posición en particular a la última decisión del entrenador, para el bien del equipo; cuando apasionadamente y diligentemente jugamos como defensa; cuando pasamos la bola en lugar de dominar la bola; cuando preguntamos al entrenador: «¿Cómo puedo servir mejor al equipo?«.
¿CÓMO PUEDO DISCERNIR SI EL DEPORTE SE HA CONVERTIDO EN UN ÍDOLO?
Examina tu corazón y examina tu tiempo. Si tú estás preocupado excesivamente por los deportes, sea como participante o como espectador, probablemente tú has sido tomado cautivo por el ídolo del deporte. ¿Estás tú excesivamente eufórico cuando un equipo en particular gana o deprimido cuando éste pierde? ¿Tu pasión por un equipo en particular excede tu pasión por el Salvador, la familia, la iglesia? ¿Es tu tiempo, aparte del trabajo, invertido principalmente en tu esposa e hijos y en servir a la iglesia local o hay una desproporcionada cantidad de tiempo invertida en hacer y ver deportes?. Padres, ¿están ustedes transfiriendo un amor y compromiso por la iglesia local a sus hijos o están permitiendo que el deporte capture su principal atención y fidelidad?
¿Qué nos guardará de convertir el deporte en algo desagradable en vez de algo hermoso? Sólo el evangelio nos guardará, sólo la gracia de Dios [a través de la Iglesia local] nos guardará, sólo un espíritu o deseo de glorificar a Dios nos guardará. ¡No desperdicies tus deportes!
Estas anotaciones fueron tomadas de Don’t waste your sports, expuesto por el pastor C. J. Mahaney. Traducción de Misael Susaña. Usado con permiso.