¿Estoy obligado a ir a la iglesia?

Hace un año, mientras enseñaba a un grupo de estudiantes de la secundaria, alguien me preguntó que si era un pecado no ir a la iglesia. Algunos respondieron que sí, otros respondieron que no. Parte de mi respuesta fue recordarles que pecado es no hacer lo que la Palabra de Dios manda o hacer lo que la ésta prohíbe. Al final de día, lo que la Biblia dice importa más que las opiniones que tenemos.

Un par de semanas atrás, me topé en las redes sociales con un comentario que decía que en ningún lugar de la Biblia se nos manda a ir a la iglesia. ¿Es eso cierto? Eso es lo que quiero que consideremos en este breve artículo. Pero antes…

LA IGLESIA NO ES UN EDIFICIO

Muchos (tanto cristianos como no-cristianos) hablar de “ir a la iglesia” como si la iglesia fuera un lugar. Pero para Dios, tal como lo vemos en el Nuevo Testamento, la iglesia no es un edificio; la iglesia es el grupo de cristianos reunidos en el nombre de Jesús.

Así que, la iglesia no es un edificio, la iglesia local se reúne en un edificio. Dicho de otra manera: nosotros no vamos a la iglesia, nosotros (los cristianos) vamos a reunirnos como iglesia en un lugar.

Una vez hecha esa aclaración, volvamos a la pregunta principal: ¿Nos manda la Biblia a reunirnos como iglesia? Digo que esa es la pregunta principal, porque si ésta lo manda, entonces sí estamos obligados. Y si no lo hacemos, entonces estamos pecando.

Sigue leyendo ¿Estoy obligado a ir a la iglesia?

“Te amo así de mucho”.

Después de que el apóstol Pablo nos dice [en Romanos 5] la cruda verdad de que “difícilmente habrá alguien que muera por un justo” y que “tal vez alguno se atreva a morir por el bueno”; él pasa a decirnos la verdad más asombrosa de todas:

“Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (v. 8).

Según ese versículo, Dios no tan solo ha dicho “te amo”; sino que también lo ha demostrado, lo ha probado, lo ha hecho público, lo ha exhibido, lo ha acreditado. ¿En qué podemos ver ese amor de Dios? ¿Cómo podemos saber cuán grande es el amor de Dios? ¿Qué regla puede medirlo? El amor de Dios puede ser visto o puede ser medido sabiendo (1) a quiénes él amó y (2) qué Él dio a quienes amó:

¿A QUIÉNES DIOS AMÓ?

¿A quiénes Dios amó? A nosotros. ¿Quiénes somos nosotros? Pecadores (lo contrarío al justo y al bueno: injustos y malos), débiles (impotentes para acercarse a Dios o hacer algo lo suficientemente excelente como para que Dios se acerque a ellos), impíos (aquellos con un carácter diferente al carácter santo de Dios) y enemigos (rebeldes a Dios y Su ley). ¡A esos fue quienes Dios amó de pura gracia! Él no le debe amor a nadie, Él quiso amarlos.

Sigue leyendo “Te amo así de mucho”.