La Casa de Papel es una serie de televisión española creada por Álex Pina y producida actualmente por Netflix. Esta serie trata acerca de una banda de ocho ladrones, reclutados y guiados por un hombre muy inteligente conocido como “El Profesor” para llevar a cabo el mayor atraco en la historia de España: robar 2.400 millones de euros de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Después de llevar a cabo el atraco y de que un integrante de la banda es arrestado, la banda vuelve a reunirse para liberar a su compañero y robar todo el oro del Banco de España.
La Casa de Papel, si no es la primera, es una de las series de habla no inglesa más vistas en Netflix y es la primera serie española en ganar un premio Emmy Internacional. El día de mañana (viernes 3 de septiembre) Netflix estrenará la quinta parte de esta serie. Sin embargo, yo no seré uno de los millones de personas que verán el final de esta serie en sus dos volúmenes.
EL MOMENTO DE CONVICCIÓN
El drama, el tratar de descubrir cómo los personajes saldrían del lío en el que se metieron y la conclusión casi perfecta del plan del Profesor fueron las cosas que más me llamaron la atención de la serie. Pero no fue hasta una escena de la parte 4 de la serie, cuando tuve –lo que yo llamaría– “el momento de convicción”.
La escena a la que me refiero mostró a una multitud de personas vestidas de monos rojos y con máscaras de Dalí, reunidas alrededor del Banco de España, celebrando a gritos un aparente triunfo de la banda del Profesor. Inmediatamente pensé: “¿Qué están haciendo esas personas? ¡Se están identificando con un grupo de ladrones! ¿Y qué están celebrando? ¡Que los ladrones se están saliendo con la suya!”.
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