¿Estoy obligado a ir a la iglesia?

Hace un año, mientras enseñaba a un grupo de estudiantes de la secundaria, alguien me preguntó que si era un pecado no ir a la iglesia. Algunos respondieron que sí, otros respondieron que no. Parte de mi respuesta fue recordarles que pecado es no hacer lo que la Palabra de Dios manda o hacer lo que la ésta prohíbe. Al final de día, lo que la Biblia dice importa más que las opiniones que tenemos.

Un par de semanas atrás, me topé en las redes sociales con un comentario que decía que en ningún lugar de la Biblia se nos manda a ir a la iglesia. ¿Es eso cierto? Eso es lo que quiero que consideremos en este breve artículo. Pero antes…

LA IGLESIA NO ES UN EDIFICIO

Muchos (tanto cristianos como no-cristianos) hablar de “ir a la iglesia” como si la iglesia fuera un lugar. Pero para Dios, tal como lo vemos en el Nuevo Testamento, la iglesia no es un edificio; la iglesia es el grupo de cristianos reunidos en el nombre de Jesús.

Así que, la iglesia no es un edificio, la iglesia local se reúne en un edificio. Dicho de otra manera: nosotros no vamos a la iglesia, nosotros (los cristianos) vamos a reunirnos como iglesia en un lugar.

Una vez hecha esa aclaración, volvamos a la pregunta principal: ¿Nos manda la Biblia a reunirnos como iglesia? Digo que esa es la pregunta principal, porque si ésta lo manda, entonces sí estamos obligados. Y si no lo hacemos, entonces estamos pecando.

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Razón #7: Porque la presencia de Jesús está de una manera especial donde la iglesia se reúne.

“Porque donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).

Este versículo está conectado al versículo anterior que dice que si dos cristianos en la tierra se ponen de acuerdo y oran, Dios contestará su oración desde los cielos. Dios contestará las oraciones que sean de acuerdo a Su voluntad. No podemos decir que tenemos la autorización de Jesús (en Su nombre) si no estamos dentro de Su voluntad revelada en la Biblia. ¿Y por qué Dios contestará su oración? Porque Su Hijo está con ellos. Es como acercarse al presidente para hacerle una petición, con el hijo del presidente al lado.

Este pasaje se encuentra dentro del contexto de la disciplina eclesiástica. Jesús está diciendo que tanto Él como Su Padre celestial están de acuerdo con la disciplina en la iglesia que se lleva a cabo de acuerdo a Sus directrices. Una vez dicho eso, consideremos el versículo brevemente:

Fíjense, en primer lugar, que no se habla de una multitud. Según MacArthur: “la tradición judía requería de al menos diez hombres (una minyan) para construir una sinagoga o incluso sostener un culto público de oración. Aquí, Cristo, promete estar presente en medio incluso de un pequeño grupo”.

Y eso es de mucho estímulo hoy en día cuando muchos han puesto mucho énfasis en el número de miembros de una iglesia local. No es necesario que la membresía sea de miles de personas para que sea considerada como “iglesia” a los ojos de Dios y para que Jesús esté en ella.

En segundo lugar, fíjense que no se habla de individuos aislados, sino que se habla de personas –aun cuando son pocas– congregadas. Ciertamente Jesús está en todo lugar y eso incluye que Él está con cada cristiano que está en casa. Pero Él promete aquí estar de una manera especial cuando los cristianos están congregados, en un lugar, en Su nombre.

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Razón #6: Porque los dones espirituales tienen lugar en el contexto de la iglesia reunida.

En 1 Corintios 12, motivado por un deseo de que los cristianos en Corinto no ignoren acerca de los dones espirituales, el apóstol Pablo dedicó todo el capítulo a este tema. Aquí Pablo (inspirado por Dios) les dijo a los Corintios que a pesar de que hay diversidad de dones, el Espíritu es el mismo.

Sin detenernos en cada uno de los dones y sin debatir si algunos de ellos han cesado o no, los dones espirituales mencionados en 1 Corintios 12 son los siguientes: palabra de sabiduría, palabra de ciencia, fe, sanidades, milagros, profecía, discernimiento de espíritus, diversos géneros de lenguas, interpretación de lenguas. También se habla de los maestros, los que ayudan y los que administran.

El Espíritu Santo, como Señor soberano, decide qué dones darles a los cristianos. Cada cristiano tiene al menos un don para beneficio de la iglesia (como vamos a ver más adelante). Como un cuerpo tiene distintos miembros y cada miembro tiene una función, así también cada cristiano con su don forma parte del cuerpo de Cristo y es necesario. Nadie puede decir que no es necesario o decirle a otro miembro del cuerpo que no es necesario, independientemente del don que tenga.

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