Hoy, 27 de Febrero del 2023, nuestro país (República Dominicana) celebra el 179 aniversario de su independencia nacional. Esta independencia acabó con 22 años de dominación haitiana. Con un disparo del trabucazo dado por Mella en la puerta de la Misericordia y con el levantamiento de la bandera tricolor por Sánchez en la puerta del Conde –tanto Mella como Sánchez fueron inspirados por Duarte–, la independencia fue proclamada.
Sin embargo, hay un sentido en el que nuestro país sigue siendo esclavo y necesita ser liberado –y no es liberación de otras naciones–. La libertad a la cual me refiero es más importante que la libertad de la opresión extranjera, más importante que tener una constitución libre, más importante que el libre comercio, más importante que la libertad de prensa y hasta más importante que la libertad religiosa.
Ahora, nuestro país –o los ciudadanos de nuestro país, para ser más específico– no es el único que necesita libertad. En la época de Jesús, los judíos que profesaban ser libres estaban también dominados y necesitaban ser liberados –más que del imperio romano–. Y la esperanza de ellos, de nosotros y de todo el mundo se encuentra en la persona y la obra de Jesús.
ESCLAVITUD
Jesús le dijo a su audiencia judía en ese entonces –y nos dice a nosotros hoy en día– lo siguiente: “En verdad les digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre. Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres” (Juan 8:34-36).
Las palabras de Jesús fueron introducidas por un “en verdad les digo” o “amén, amén”. Con eso Jesús buscó intensificar, resaltar, enfatizar lo que estaba a punto de decir. Es como si Él dijera: “presten muchísima atención a lo que voy a decir ahora, porque es muy importante”. ¿Y qué fue lo que Jesús dijo?
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