Hace un año, mientras enseñaba a un grupo de estudiantes de la secundaria, alguien me preguntó que si era un pecado no ir a la iglesia. Algunos respondieron que sí, otros respondieron que no. Parte de mi respuesta fue recordarles que pecado es no hacer lo que la Palabra de Dios manda o hacer lo que la ésta prohíbe. Al final de día, lo que la Biblia dice importa más que las opiniones que tenemos.
Un par de semanas atrás, me topé en las redes sociales con un comentario que decía que en ningún lugar de la Biblia se nos manda a ir a la iglesia. ¿Es eso cierto? Eso es lo que quiero que consideremos en este breve artículo. Pero antes…
LA IGLESIA NO ES UN EDIFICIO
Muchos (tanto cristianos como no-cristianos) hablar de “ir a la iglesia” como si la iglesia fuera un lugar. Pero para Dios, tal como lo vemos en el Nuevo Testamento, la iglesia no es un edificio; la iglesia es el grupo de cristianos reunidos en el nombre de Jesús.
Así que, la iglesia no es un edificio, la iglesia local se reúne en un edificio. Dicho de otra manera: nosotros no vamos a la iglesia, nosotros (los cristianos) vamos a reunirnos como iglesia en un lugar.
Una vez hecha esa aclaración, volvamos a la pregunta principal: ¿Nos manda la Biblia a reunirnos como iglesia? Digo que esa es la pregunta principal, porque si ésta lo manda, entonces sí estamos obligados. Y si no lo hacemos, entonces estamos pecando.
POR EJEMPLO
Tanto el ejemplo de Jesús como el de la iglesia primitiva, ambos relatados en la Biblia, son una invitación a reunirnos de manera regular como iglesia:
Al leer los evangelios encontraremos que Jesús tenía la costumbre de ir a la sinagoga, que era el lugar en el cual los judíos se reunían para adorar, orar y escuchar la enseñanza de la Palabra de Dios (Mateo 12:9; 13:54; Marcos 1:21; Lucas 4:16; Juan 6:59). También, Lucas y Pablo nos dejan claro que la iglesia primitiva se reunía como iglesia regularmente (Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2).
POR PRECEPTO
Pero la Biblia no sólo nos invita a reunirnos como iglesia a través del ejemplo de Jesús y la iglesia primitiva; la Biblia nos manda explícitamente a reunirnos como iglesia. En Hebreos 10:25 se nos dice:
“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre”.
Tu costumbre debe ser el reunirte como iglesia, no el no reunirte. Lo que debe parecerle extraño a tu pastor es cuando tú faltas (por una razón justificada), no cuando tú asistes.
UNA OBLIGACIÓN PARA BIEN
Concluimos, por lo tanto, que la Biblia sí nos manda a reunirnos regularmente como iglesia. Pero no quiero terminar sin antes resaltar que ésta es una obligación para nuestro bien. Es como ponerse el cinturón de seguridad; con esto se busca nuestro beneficio y no nuestro perjuicio.
Justo después de mandarnos a no dejar de congregarnos, se dice: “sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca” (Heb. 10:25). Esa exhortación ocurre principalmente en el contexto de la iglesia reunida. Y el mismo autor de Hebreos nos dice que uno de los beneficios de la exhortación es que nos guarda del endurecimiento del corazón y de apartarnos de Dios (Hebreos 3).
Y antes de mandarnos a no dejar de congregarnos, se dijo: “Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras” (Heb. 10:24). Esto también ocurre principalmente en el contexto de la iglesia reunida. Al reunirnos, somos estimulados –y estimulamos a otros– a amar más a Dios y a nuestros hermanos, a hacer buenas obras que den gloria a Dios y sean de beneficio al prójimo.
Para saber de qué otras maneras somos beneficiados al reunirnos como iglesia, te invito a escuchar el sermón “7 razones para volver a congregarte”.