Predicador: Pastor Huascar De Salas.
Pasaje bíblico: Salmos 73.
Aunque no en la misma medida, los cristianos sufrimos en el mundo entero. Recibimos atropellamientos, mientras que los culpables se pasean como si nada pasara. ¿Por qué sufren los justos mientras que a los otros aparentemente no les pasa nada?
LOS CRISTIANOS TROPIEZAN
Después del salmista Asaf presentar a Dios como bueno para con Israel (v. 1), él confiesa: “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos” (vv. 2). Con eso el salmista quiere darnos a entender que es posible que un cristiano descienda escalón por escalón de su relación con Dios.
NUESTRA REACCIÓN PECAMINOSA
Es cierto que los arrogantes o impíos nos hacen tropezar, pero el problema se agrava al nosotros responder pecaminosamente. Somos pecadores que reaccionamos pecaminosamente ante el pecado de otros. He aquí la causa de que el salmista Asaf casi cayera: “Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos” (v. 3).
¿Qué fue lo que Asaf vio? La prosperidad de los impíos (vv. 4, 5). El orgullo de los impíos (vv. 6, 7). La burla de los impíos (vv. 8, 9). La presunción de los impíos (vv. 10, 11).
El supuesto erróneo que el salmista tenía era: los malos no están siendo castigados y los limpios de corazón no están siendo recompensados; por lo tanto, Dios no es bueno. Asaf casi pierde su fe en la bondad de Dios debido a que él veía que aquellos que se oponen a Dios estaban en una mejor situación que aquellos que confiaban en Él: “Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia; pues he sido azotado todo el día, y castigado todas las mañanas” (vv. 13, 14).
LOS MEDIOS DE GRACIA
Muchos de nuestros desaciertos se corrigen al aprovechar diligentemente los medios de gracia: “Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos” (v. 17). A partir de este versículo notamos el regreso del salmista al Señor.
Dios en Su bondad ha diseñado medios de gracia para ablandar nuestro corazón. Los medios de gracia nos hacen volver del error y dan luz a nuestros ojos. La Biblia nos aleja del pecado. Por la oración hallamos gracia para el oportuno socorro. Y al ir al santuario encontramos el consejo de hombres fieles que nos hacen, por el Espíritu, volver al redil.
LA ETERNIDAD
Tenemos que ver todo a la luz de la eternidad y el destino final de los impíos. Contempla la vida desde la perspectiva de que estás bajo el control de un Dios soberano, santo, justo y bueno que conoce cada detalle de tu vida y que te bendecirá al final: “Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre” (vv. 24-26). También, sabe que Dios castigará a los impíos (v. 18) y ellos serán destruidos al final (Is. 3:10, 11; 26:11, 12; 57:20, 21).
Estas anotaciones fueron tomadas del sermón, predicado por el pastor Huascar De Salas, titulado Reflexiones en Salmos 73. Usado con permiso.