El medio preferido de Dios para salvar.

1 Corintios fue una carta escrita por el apóstol Pablo para la iglesia de Dios que estaba en Corinto. Uno de los pecados que había en esta iglesia era la división y por eso Pablo (con la autoridad de Jesucristo) les pidió que todos se pongan de acuerdo, que estén unidos.

El apóstol dijo que ninguno de ellos podía decir ser del “partido” de Pablo ya que él no había bautizado a ninguno de ellos –con excepción de dos miembros de esta iglesia–. El trabajo de Pablo –encomendado por Cristo– no era bautizar, sino predicar el evangelio. Y en la última parte de 1 Corintios 1:21 el apóstol dijo lo siguiente:

“agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (RVR1960).

LA LOCURA DE LA PREDICACIÓN

Antes de continuar, quiero decir dos cosas acerca de “la locura de la predicación”. Primero, se dice “locura” irónicamente hablando. Claramente Pablo no pensó que la predicación es locura, pero los pecadores de este mundo que se pierden sí piensan que ésta es una locura.

Segundo, esta predicación no es emocionalista; tampoco es una predicación de “Los 7 pasos para aumentar tu autoestima”. La predicación a la que Pablo hizo referencia es “el evangelio” (v. 17), “la palabra de la cruz” (v. 18), “Cristo crucificado” (v. 23).

Y nótese que la predicación del evangelio de Jesucristo es el medio externo que Dios escogió para salvar a los pecadores que creen.

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¿Cómo podemos saber que Dios existe?

Todo lo que comienza a existir tiene una causa: ¿Cómo responderías si yo te dijera que este sitio de internet, el cual no existía en el 2007, no fue creado por nadie? Es probable que dejes de leerlo ahora mismo y nunca más vuelvas a visitarlo. ¿Y por qué esa reacción? Porque lo lógico es que todo aquello que en algún punto comenzó a existir tuviera una causa. ¿Comenzó el universo a existir o siempre estuvo ahí?

El universo comenzó a existir: La ciencia afirma que el universo comenzó a existir. Por ejemplo, la segunda ley de la termodinámica indica que la cantidad utilizable de energía en el universo se está agotando. Y si se está agotando, entonces no ha estado allí desde siempre –o ya se hubiera agotado–. También, los científicos afirman que el universo se expande hacia afuera. Y si rastreáramos este universo que se expande hacia afuera llegaríamos a un punto de origen o al punto en el cual todo comienza a expandirse.

Por lo tanto, el universo fue creado… por Dios: El universo es causado ya que éste comenzó a existir, no ha estado ahí desde siempre. Y decir que el universo se creó a sí mismo es ilógico, es decir que el universo ya existía antes de existir. Norman Geisler dice:

“La ley de la causalidad nos dice que todo lo que sucede tiene una causa, entonces ¿qué causó que empezara el universo? Puede ser que ese Bing Bang sea sencillamente la última de una serie de explosiones que destruyeron toda la evidencia de lo que vino antes; pero eso solo hace retroceder unos cuantos pasos más a la pregunta: «¿Qué causó la primera explosión?» Puede que la teoría del estado quieto sea correcta, que el universo nunca haya empezado y que esté creando hidrógeno de la nada para mantener la energía sin agotarse; esta explicación es, no obstante, contraría a la evidencia y a la ley de la causalidad. Ambas respuestas son posibles pero ninguna es plausible” (Cuando los escépticos pregunten, p. 268).

La Biblia nos dice que el universo fue creador por algo –o más bien, alguien– fuera de sí mismo. El universo fue creado por el Dios que trasciende el tiempo, la matería y el espació: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1).

En este punto muchos se estarán preguntando quién creó a Dios. Pero eso solamente nos llevaría a preguntar quién creó al creador del creador del creador; y así seguiríamos sin dar una respuesta a la pregunta. Lo más lógico es lo que la Biblia enseña, que Jesucristo es el Creador-no-creado de todo el universo: “Todas las cosas fueron hechas por medio de El, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3; véase también Colosenses 1:15, 17).

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