Más alta.

LETRAS

Puede ocultarse tras las nubes el sol
Pueden los cielos perder su color
Pueden caerse los cielos al mar
Pero tu amor nunca se acabara

Tu eres siempre fiel, nunca me dejaras

`[Coro]
Mas alta que yo, más alta que los cielos es
Tu misericordia y tu bondad
Mas ancha que el mar, extensa como el cielo es
Tu misericordia y tu bondad

Pueden secarse los ríos y el mar
Y los planetas su curso cambiar
Puede apagarse la luna y el sol
Pero por siempre tendremos tu amor

“Te amo así de mucho”.

Después de que el apóstol Pablo nos dice [en Romanos 5] la cruda verdad de que “difícilmente habrá alguien que muera por un justo” y que “tal vez alguno se atreva a morir por el bueno”; él pasa a decirnos la verdad más asombrosa de todas:

“Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (v. 8).

Según ese versículo, Dios no tan solo ha dicho “te amo”; sino que también lo ha demostrado, lo ha probado, lo ha hecho público, lo ha exhibido, lo ha acreditado. ¿En qué podemos ver ese amor de Dios? ¿Cómo podemos saber cuán grande es el amor de Dios? ¿Qué regla puede medirlo? El amor de Dios puede ser visto o puede ser medido sabiendo (1) a quiénes él amó y (2) qué Él dio a quienes amó:

¿A QUIÉNES DIOS AMÓ?

¿A quiénes Dios amó? A nosotros. ¿Quiénes somos nosotros? Pecadores (lo contrarío al justo y al bueno: injustos y malos), débiles (impotentes para acercarse a Dios o hacer algo lo suficientemente excelente como para que Dios se acerque a ellos), impíos (aquellos con un carácter diferente al carácter santo de Dios) y enemigos (rebeldes a Dios y Su ley). ¡A esos fue quienes Dios amó de pura gracia! Él no le debe amor a nadie, Él quiso amarlos.

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El atributo de Dios olvidado.

Cuando hablamos de los atributos de Dios nos referimos a esas cualidades que son verdad acerca de Él. En otras palabras, Sus atributos son cualidades arraigadas a Su carácter. Por lo tanto, un atributo de Dios no es algo que Él hace algunas veces o la mayoría de las veces, sino que es algo que Él es siempre.

Como alguien dijo: “los atributos no son meros nombres que no corresponden a la realidad, ni partes separadas de un Dios compuesto; sino que son esencialmente cualidades en las que el ser de Dios se revela y mediante las cuales puede ser identificado”.

Si te pidiera que mencionaras algunos atributos de Dios, es muy probable que me mencionaras –aunque no es este mismo orden–: santidad, amor, omnipresencia, omnisciencia, omnipotencia, eternidad, soberanía, justicia.

LA FELICIDAD

Ahora, hay un atributo de Dios que casi nunca escucho mencionar –ni siquiera en muchos buenos libros de teología sistemática– y ese atributo es la felicidad. Como Dios es omnipresente, así también Dios es feliz. Dios es santo y Él es feliz también.

Hay varios pasajes bíblicos que nos enseñan esa verdad acerca de Dios. Dos de ellos se encuentran en 1 Timoteo:

  • “según el glorioso evangelio del Dios bendito, que me ha sido encomendado” (1:11).
  • “la cual manifestará a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de reyes y Señor de señores” (6:15).

Los términos “bendito” (1:11) y “bienaventurado” (6:15) son la traducción de la palabra griega makarios, que significa feliz. Así que, el primer pasaje dice “el glorioso evangelio del Dios feliz” y el último pasaje habla del “feliz y único Soberano, el Rey de reyes”.

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