Hombre ejercitándose

5 razones para hacer ejercicio.

Muchas personas hacen ejercicio por razones incorrectos. Por ejemplo: una mujer que quiere presumir sus curvas y hacer que todos los chicos se volteen a mirarla al pasar al lado de ellos; un hombre que quiere presumir sus músculos ante todos sus amigos que no están en forma; una persona que está esclavizada a la glotonería y su única preocupación es no lucir obeso –no quiero decir con eso que todos los obesos están esclavizados a la glotonería–.

Al ver eso podemos irnos al otro extremo y decir que hacer ejercicio no es importante o que es un pecado. Pero como alguien dijo: “el mal uso de algo no es un argumento en contra de su buen uso”. En este artículo quiero que consideremos 5 razones correctas para hacer ejercicio. Y cuando digo “correctas” me refiero a que éstas son aprobadas por Dios en la Biblia.

Pero antes: si tú eres de los que dicen que no tienen tiempo para hacer ejercicio; te digo que si tienes al menos siete minutos al día, entonces tienes suficiente tiempo para hacer ejercicio. 7 minutos de ejercicios es, como su nombre lo dice, una rutina de doce ejercicios que debes hacer en un período de siete minutos (con descansos de diez segundos entre cada ejercicio). Esta rutina de ejercicios es muy popular, por la que puedes encontrarla en videos y apps.

1. CUIDAR EL TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO

Hacer ejercicio regularmente es un medio para tener [o uno de los medios que Dios utiliza para darnos] una vida larga y saludable. El ejercicio reduce los riesgos de enfermedades del corazón, colesterol alto y ataque cardiaco. También, un estudio demostró que las personas que no hacen ejercicio tienen más riesgo de sufrir de diabetes tipo 2.

En 1 Corintios 6:19 el apóstol Pablo nos enseña que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo: “¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos?”. ¡Qué gran privilegio! Pero también, ¡qué gran responsabilidad! Aunque el contexto de 1 Corintios 6:19 es que no pequemos con nuestro cuerpo al fornicar, no creo que a Dios le agrade que destruyamos nuestro cuerpo con un mal uso o con negligencia.

2. SERVIR A DIOS Y AL PRÓJIMO

El ejercicio fortalece tanto nuestros músculos como nuestros huesos, ayuda a nuestro sistema cardiovascular a funcionar mejor y así nos proporciona más energía para realizar las tareas que tenemos por delante. Un estudio “encontró que seis semanas de ejercicio regular redujeron sentimientos de fatiga en 36 personas saludables que habían reportado fatiga persistente”.

Ahora, piensa en todas las maneras en las que puedes poner esa energía y resistencia al servicio de Dios y Su iglesia. Se necesita brazos que no se cansen rápido al momento de pintar las paredes del edificio en el cual se reúne la iglesia. También se necesitan brazos y piernas fuertes para cargar y mover las cajas de esa hermana anciana que va a mudarse.

Dios dice que no olvidará –y más aún, recompensará en Su gracia– cuando le servimos a Él y a nuestros hermanos: “Porque Dios no es injusto como para olvidarse de la obra de ustedes y del amor que han mostrado hacia Su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos” (Hebreos 6:10).

3. FORTALECER TU RELACIÓN CON DIOS

¿Sabías que el ejercicio mejora la memoria, acelera el aprendizaje y te ayuda a concentrarte? La revista Time publicó lo siguiente: “Los científicos no saben exactamente por qué el ejercicio cambia la estructura y función del cerebro, pero es un área de investigación activa. Hasta ahora, han descubierto que el ejercicio mejora el flujo sanguíneo al cerebro, alimentando el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos e incluso nuevas células cerebrales, gracias a la proteína FNDC (Factor neurotrófico derivado del cerebro). La FNDC desencadena el crecimiento de nuevas neuronas y ayuda a reparar y proteger las células cerebrales de la degeneración”.

Eso quiere decir que la disciplina de hacer ejercicio puede ser una gran aliada a las disciplinas espirituales como la lectura y meditación de la Biblia (“el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella” Stg. 1:25) y la oración (“Cuando ustedes oren…”, Mat. 6:5). Cuando el ejercicio te ayuda a memorizar la Biblia y a enfocarte al momento de orar, estás ejercitándote también en la piedad.

Y estos beneficios del ejercicio no son sólo a largo plazo, sino también a corto plazo. Algunos necesitarán comenzar su día haciendo ejercicio para, entonces, aprender y enfocarse en Dios a través de la lectura y la oración. No hay duda de que eso es mejor que hacer un devocional somnoliento y, por lo tanto, no provechoso.

4. AGRADAR A TU CÓNYUGE

El ejercicio ayuda a los casados tanto en el aumento del deseo sexual como mejorando su desempeño. Es cierto que hacer ejercicio para que todos los hombres te deseen (en el caso de las mujeres) o para atraer a todas las chicas (en el caso de los hombres) es incorrecto, pero si te ejercitas para agradar a tu cónyuge eso es algo aprobado por Dios.

Dios, a través del apóstol Pablo, dice lo siguiente: “Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e igualmente la mujer lo cumpla con el marido. La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer” (1 Corintios 7:3, 4).

5. EVANGELIZAR

Hacer ejercicio junto a otras personas no sólo es bueno porque te ayuda a perseverar, también es bueno porque te provee un escenario en el cual puedes compartir las buenas noticias de que Dios –en Jesucristo– salva a los pecadores que se arrepienten y tienen fe.

Así que, la próxima vez que salgas a caminar o vayas al gimnasio con alguien, como dice Pablo en 2 Timoteo 4:5, haz el trabajo de un evangelista.

Publicado por

Misael Susaña

Misael Susaña nació en República Dominicana, fue salvado a la edad de trece años y actualmente es uno de los pastores de Iglesia Fundamento Bíblico. Es también maestro de Inglés. Estudió Teología Sistemática en la Academia de la Gracia (Reformed Baptist Seminary) y ha participado en varios diplomados. Desde el 2008, ha publicado regularmente artículos bíblicos en su blog (gustadaDios.com). Misael, teniendo en mente Salmos 34:8, prefiere describirse a sí mismo como un «Catador de la bondad de Dios y feliz promotor de ésta; para Su gloria y el beneficio [en Él] del creyente».

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