¿Qué nos enseña Marileidy Paulino sobre la carrera más importante de todas?

Difícilmente haya un dominicano, hoy en día, que no sepa quien es Marileidy Paulino. Jóvenes, adultos, maestros, gerentes y hasta el mismo presidente de la República se detuvieron a ver su carrera en los Juegos Olímpicos de París 2024. Y no nos decepcionó, en su carrera del 9 de agosto, Marileidy ganó la medalla de oro en los 400 metros individual y también obtuvo el récord olímpico con un tiempo de 48.17 segundos.

No había sentido tanta emoción viendo una carrera desde que Félix Sánchez ganó oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Te invito a que veamos juntos qué nos enseña Marileidy Paulino o, más bien, qué nos enseña la Biblia sobre la carrera más importante de todas –y que vemos ilustrado en Marileidy–.

NO MIRES ATRÁS

Una cosa que Marileidy no hizo en su carrera fue mirar atrás. No importa cuánta ventaja ella tenía sobre las demás corredoras. Mirar atrás es algo que ni Marileidy ni ningún otro atleta que quiere ganar una carrera hará. ¿Por qué? Porque mirar atrás, aunque sea por un segundo, podría costarle la carrera.

Y en la carrera de la vida cristiana, que es la más importante de todas las carreas, tampoco podemos darnos el lujo de mirar atrás. El apóstol Pablo dijo en Filipenses 3:13 y 14: “olvidando lo que queda atrás…prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

Si mirar atrás significa mirar a tus pecados pasados (ya confesados y perdonados en Jesús) y quedarte paralizado por la culpa, entonces no mires atrás. ¡Olvida lo que queda atrás! Si mirar atrás significa mirar a tus triunfos del pasado sobre el pecado y por eso pensar que ya no puedes caer, entonces no mires atrás. ¡Olvida lo que queda atrás!

ESFUÉRZATE MÁS

Los atletas utilizan toda la energía que han acumulado al principio de la carrera e incrementan su velocidad en los últimos metros. Y otra cosa que vemos que la mayoría de ellos hacen es inclinarse hacia adelante buscando que su torso sea el primero en cruzar la línea de meta.

Otra vez, el apóstol Pablo nos dice en Filipenses 3:13 y 14 lo siguiente: “extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. En la carrera de la vida cristiana, no es suficiente con sólo no mirar atrás. Debemos también extendernos a lo que está delante. Es imposible avanzar hacia la meta si no hacemos eso.

Sí, es cierto que debemos mantener nuestra mirada fija en Cristo. Sí, es cierto que debemos depender completamente del Espíritu Santo. Pero no es menos cierto que debemos esforzarnos en la vida cristiana. Y no debemos bajar la guardia hasta que estemos en el cielo, con cuerpos glorificados, junto a Jesucristo.

SÉ DISCIPLINADO

Tras ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París 2024, Marileidy se volvió más popular, obtuvo 50 mil dólares de la World Athletics (Federación Internacional), 15 millones de pesos dominicanos de parte del gobierno dominicano, entre otras cosas.

Muchos pueden pensar que ella obtuvo todas esas cosas en menos de un minuto. Pero no fue así. No olvidemos todos los meses, e incluso años, de ejercicios, dietas y otros sacrificios que ella hizo para estar en óptimas condiciones para su carrera. El éxito de Marileidy no vino de la noche a la mañana. Detrás de su éxito hay una vida disciplinada.

En 1 Timoteo 4:7 el apóstol le dijo a su hijo en la fe: “Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad”. Este ejercicio es mucho más provechoso que el ejercicio físico. Mientras que todos los millones que Marileidy ganó son temporales, los beneficios de ejercitarte en la piedad son eternos.

Si quieres ser un cristiano maduro, ser como Jesús, entonces no te olvides de ejercitarte para la piedad. ¿No lees la Biblia ni meditas en ella? ¿Sólo oras en ocasiones especiales? ¿Es tu costumbre no congregarte regularmente con la iglesia? Entonces no esperes crecer como cristiano.

MANTÉN A DIOS EN EL CENTRO

Hemos visto a Marileidy sostener con orgullo la bandera de la República Dominicana. Pero no sólo eso, también la hemos visto sostener con orgullo la Biblia. Y la hemos visto arrodillarse y juntar sus dos manos en señal de oración. O apuntando al cielo con su dedo índice. Y todo eso porque ella profesa tener una relación personal con Dios y que Él es prioridad en su vida.

Jesús le dijo a Sus discípulos que separados de Él no podemos hacer nada (Juan 15:5). No podremos ser fructíferos. No podremos dar gloria a Dios. Pero en Cristo, quien nos da Su fuerza, podemos hacer todo lo que Dios espera de nosotros como cristianos (Filipenses 4:13). Y al final, toda la gloria es para Dios.