- C. S. Lewis: “El Hijo de Dios se hizo hombre, para que los hombres pudieran ser hijos de Dios” (Jn. 1:14,12).
- Jesús, siendo en forma de Dios, se despojó a sí mismo y tomó forma de un hombre siervo; para que nosotros algún día seamos vestidos de incorrupción e inmortalidad (Flp. 2:5-7; 1 Co. 15:54).
- Jesús se hizo pobre, para que nosotros fuéramos espiritualmente enriquecidos (2 Co. 8:9).
- No se halló lugar para Él en el mesón, pero Él prepara lugar para nosotros en la casa de Su Padre, donde hay muchas mansiones (Lc. 2:7; Jn. 14:2).
- Jesús nació de una mujer y nació bajo la ley, para redimir a los que están bajo la ley (Gl. 4:4,5).
- Jesús no tuvo dónde recostar Su cabeza, para que nosotros tuviéramos reposo en Él (Lc. 9:58; Mt. 11:28).
- Jesús padeció siendo tentado, para socorrer a nosotros que somos tentados (Heb. 2:18).
- Jesús llevó nuestras enfermedades, para que nosotros fuéramos sanados (Is. 53:4,5).
- Jesús fue castigado con la justicia de Dios, para que nosotros fuéramos tratados con Su misericordia (Is. 53:5; Ro. 9:23).
- Aunque no conoció pecado, Jesús fue hecho pecado; para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en Él (2 Co. 5:21).
- Jesús cargó nuestros pecados, para que nosotros fuéramos salvados (Is. 53:6,11).
- Jesús bebió la copa de la ira de Dios, para que nosotros tomáramos de Su plenitud y gracia sobre gracia (Lc. 22:42; Jn. 1:16).
- Jesús fue castigado (azotado, herido, abatido y molido), para que nosotros tuviéramos paz para con Dios (Is. 53:4,5; 2 Co. 5:19).
- Jesús gritó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”; para que nosotros tuviéramos seguridad de eterna salvación (Mc. 15:34; Heb. 5:9).
- Jesús fue hecho maldición, para que nosotros fuéramos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales (Gl. 3:13; Ef. 1:3).
- Jesús murió, para que nosotros tuviéramos vida eterna (Jn. 19:30; 6:51).
- Jesús hizo todo esto, para que nosotros alabemos la gracia de Dios para siempre, mientras nos gozamos plenamente en Su presencia (Ef. 1:6; Sal. 16:11).
Este extracto fue tomado del sermón titulado Gloria al verbo en humanidad velado.