Dios en Su providencia sostiene, dispone, gobierna todas las personas y cosas en Su creación para Su gloria. Y Su providencia bondadosa es experimentada no solamente por los cristianos, sino también por los no-cristianos. Eso nos enseña David: “A ti miran los ojos de todos, y a su tiempo tú les das su alimento. Abres tu mano, y sacias el deseo de todo ser viviente” (Sal. 145:15, 16); Pablo: “y sin embargo, no dejó de dar testimonio de sí mismo, haciendo bien y dándoos lluvias del cielo y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y de alegría” (Hch. 14:17); e incluso el mismo Jesús: “vuestro Padre que está en los cielos; porque El hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos” (Mat. 5:45).
Ahora, eso no debe hacernos olvidar que es el grupo de creyentes en Jesucristo (i.e. La iglesia) quien experimenta la providencia bondadosa de Dios de una manera especial. Como dijo J. I. Packer, Dios ama a todos de algunas maneras y Dios ama a algunos [Su iglesia] de todas las maneras.
Es cierto que Dios ve a todos las personas, pero Él fija Sus ojos en el cristiano de una manera especial, para hacerle bien: “He aquí, los ojos del Señor están sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Sal. 33:18, 19). Como dijo Thomas Watson: “Dios tiene cuidado de cada santo en particular como si no hubiera nadie más a quien cuidar”. Dios le dijo a Abraham que no destruiría a Sodoma y Gomorra si hubiera habido diez justos allí, por consideración de éstos últimos (Gén. 18:16-33). De manera similar, Pedro nos enseñó que una razón por la cual el Señor Jesucristo todavía no ha venido por segunda vez es porque Él no quiere que ningún elegido para vida eterna, pero que todavía no se ha arrepentido, perezca (2 Pe. 3:9). Dios nunca consuela a los no-cristianos al decirles que no hay mal que por bien no venga, pero Dios sí consuela a Su iglesia al asegurarle lo siguiente: “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito” (Ro. 8:28). La Biblia tampoco dice que los ángeles son enviados para servir a todo el mundo sin excepción, pero sí dice que ellos son enviados para servir a los salvados: “¿No son todos ellos espíritus ministradores, enviados para servir por causa de los que heredarán la salvación?” (Heb. 1:14).
Hay un pasaje en el Antiguo Testamento que resume todo esto, Isaías 43:2-4 que dice: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo, y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará. Porque yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador; he dado a Egipto por tu rescate, a Cus y a Seba en lugar tuyo. Ya que eres precioso a mis ojos, digno de honra, y yo te amo, daré a otros hombres en lugar tuyo, y a otros pueblos por tu vida”. Dios gobierna las cosas que creó (v. 2) y las personas que creó (v. 3) a favor de Su pueblo (v. 4). Termino con las siguientes palabras de Samuel E. Waldron:
“¿Quién disfruta del cuidado especial de Dios? ¿El famoso? ¿El grande? ¿Los líderes políticos? ¿Los judíos? ¡No! Es Su iglesia. Esto es un hecho frecuentemente velado, pero muy consolador. ¿Dónde está el punto focal de la providencia de Dios en el mundo? ¿En Jerusalén, donde estaba el templo? ¡No! ¿En Roma, donde está el Vaticano? ¿En la Meca? No, es donde nosotros, la iglesia, estamos. No tengas una mentalidad secular en cuanto a lo que es importante en la vida. Es por causa de la iglesia que todo sucede en esta vida”.