En las últimas décadas son muchos los pastores que han cometido pecados escandalosos. Eso es triste. Y es aun más triste que entre esos pastores haya pastores que fueron muy populares y conocidos por enseñar la sana doctrina:
- un ex-presidente de la Convención Bautista del Sur, después de años de separación de su esposa, termina divorciándose de ella (2000);
- uno de los fundadores de una mega iglesia que llegó a tener 14,000 miembros en cinco estados en quince localidades es acusado de plagio y se disculpa por los errores cometidos (2013-14);
- un líder reformado admitió haber visitado un sitio web de adulterio después de que se filtraran los nombres de los usuarios de esta red social (2015);
- un pastor que blogueó durante un tiempo para uno de los blogs del ministerio reformado más respetados en Estados Unidos y quien popularizó la ecuación “Jesús + Nada = Todo”, tuvo una aventura con una mujer casada (2015);
- un pastor de una mega iglesia en Illinois acusado de “bullying, acoso sexual, comportamiento autoritario y mal manejo de las finanzas” fue despedido después de 30 años de ministerio (2019);
- un ex-pastor y autor de un éxito de librería sobre las relaciones románticas anunció que se divorciaba de su esposa y que ya no era cristiano (2019).
¿Qué podemos aprender de todo eso?
NADIE ESTÁ FUERA DEL ALCANCE DEL PECADO
“Cuando pequen contra ti (pues no hay hombre que no peque)…” (1 Reyes 8:46).
Nótese que las palabras de Salomón no fueron “si pecan contra ti…”, sino “cuando pequen contra ti”. ¿Por qué? Porque todas las personas pecan contra Dios sin excepción. El pecado no es algo que afecta solamente a los asistentes de la iglesia, ni que afecta solamente a los pastores “ordinarios”. El pecado es un mal universal.
NADIE ESTÁ FUERA DEL ALCANCE DE LA GRACIA
“Y la ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20).
Como la Biblia habla de la universalidad del pecado, así también habla de la gloriosa gracia de Dios. Y en cada página de la Biblia podemos ver ejemplos de que nadie está fuera del alcance de esa gracia. Nótese que Pablo (inspirado por Dios) describe al pecado como abundante y a la gracia como sobreabundate. Es decir: la gracia no está por debajo de los abundantes pecados ni al mismo nivel que ellos, sino que la gracia está muy por encima de los pecados. La gracia de Dios no tiene rivales. No importa cuán escandaloso haya sido el pecado cometido, todo aquel que se vuelve a Dios en arrepentimiento y fe será recibido por Él.
LA NECESIDAD DEL CUIDADO PROPIO
“Ten cuidado de ti mismo… porque haciéndolo asegurarás la salvación” (1 Timoteo 4:16).
La Biblia llama al ministro de Dios no sólo a tener cuidado de su enseñanza para el beneficio de los que oyen, sino también a tener cuidado de él mismo para el beneficio de su propia alma. El primero en aplicar el sermón a su propia vida debe ser él, como dijo Pablo, “no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado” (1 Co. 9:27). Debe cuidarse de cometer los mismos errores que cometieron los 246 hombres caídos en pecado. Debe velar, sabiendo que él no está fuera del alcance del pecado.
LA HONRA A LOS PASTORES ORDINARIOS
“Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta. Permitidles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para vosotros” (Hebreos 13:17).
La caída de estos pastores celebridades nos recuerdan que ellos son de carne y hueso. Y ellos no son mejores que los pastores –no populares, pero sí fieles– que Dios ha puesto para nuestro provecho. Todos nosotros –incluyéndome– debemos aprender a honrar a los pastores “ordinarios”. Ellos durante la semana velan por nuestras almas y cada domingo las alimentan con la Palabra de Dios. Ellos tienen cuidado de sí mismos y de la enseñanza.
¡Gracias, Dios, por nuestros pastores “ordinarios”! Sean guardados irreprensibles hasta el final.