En la segunda carta a Timoteo, el apóstol Pablo le pidió a su hijo en la fe que fuera a verlo ya que sus demás colaboradores se habían ido: Crescente había ido a Galacia, Tito había partido a Dalmacia, Demas había ido a Tesalónica (4:9, 10).
Mientras que en Demas vimos una advertencia en contra de la apostasía, en el ejemplo de Marcos veremos un ejemplo de restauración: “Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para el ministerio” (2 Timoteo 4:11).
SU FALLA
Marcos, también llamado Juan (Hch. 12:12), fue primo o sobrino de Bernabé (Col. 4:10) y asistente de Pablo (Hch. 13:5). En Hechos 12:25 se dice que Pablo y Bernabé se llevaron a Marcos de Jerusalén. Pero, más adelante leemos: “Pablo y sus compañeros navegaron desde Pafos y llegaron a Perge de Panfilia; pero Juan se apartó de ellos y regresó a Jerusalén” (13:13). Marcos se apartó de Pablo y sus compañeros, y volvió a casa. ¿Por qué? Tal vez por temor al trabajo que tenía por delante. Tal vez, por alguna razón, se sentía incómodo yendo a ese lugar. O tal vez porque él quería visitar a su madre.
Aunque no sabemos la razón por la cual Marcos volvió a Jerusalén, sí sabemos que Pablo reprobó que Marcos haya abandonado la misión para volver a casa. En Hechos 15:37-40 leemos: “Bernabé quería llevar también con ellos a Juan, llamado Marcos, pero Pablo consideraba que no debían llevar consigo a quien los había desertado en Panfilia y no los había acompañado en la obra. Se produjo un desacuerdo tan grande que se separaron el uno del otro. Bernabé tomó consigo a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre, pero Pablo escogió a Silas y partió, siendo encomendado por los hermanos a la gracia del Señor”.
Así que lo que hizo Marcos no sólo puso en riesgo potencialmente la misión, sino que también fue la causa del desacuerdo entre Pablo y Bernabé que los llevó por caminos separados. Y ese desacuerdo no fue una ligera diferencia de opiniones, por eso la NVI traduce este versículo de la siguiente manera: “Se produjo entre ellos un conflicto tan serio que acabaron por separarse”.
SU RESTAURACIÓN
Con el pasar del tiempo, Pablo y Bernabé volvieron a ministrar juntos (1 Co. 9:6). Pero no sólo eso, también Marcos volvió. Él ministró con Bernabé en Chipre. En Filemón 24, Pablo dijo que Marcos había vuelto a colaborar con él. En Colosenses 4:10 Pablo dijo que había dado mandamiento de que Marcos debía ser recibido por la iglesia. Marcos también llegó a trabajar al lado del apóstol Pedro (1 P. 5:13) y fue el escritor del evangelio de Marcos.
Según nos dice el versículo 11 (2 Timoteo 4), Marcos no sólo volvió a colaborar con Pablo; sino que se convirtió en un colaborador útil para Pablo y el ministerio –hasta el punto que el apóstol pide que lo traigan–. ¿Qué aprendemos de Marcos?
LECCIONES APRENDIDAS
Marcos nos recuerda que un cristiano verdadero tiene tropiezos. Marcos fue un cristiano verdadero: él se levantó y volvió –a diferencia de Demas–. Pero como vimos anteriormente, hubo un tiempo en el cual él falló. ¿Y cuál debe ser nuestra respuesta cuando tropezamos y caemos? Arrepentirnos.
Marcos nos enseña que Dios puede restaurar a un cristiano que ha fallado en el pasado y hacerlo un siervo muy útil en el presente. Y si Dios en Su gran bondad siempre está buscando la restauración del que falla, ¿quiénes somos nosotros para no recibir a aquel que pecó y vuelve arrepentido? A ti que estás leyendo, que reconoces que has pecado, que estás sinceramente arrepentido por él; pero te preguntas si todavía puedes volver: sabe que los brazos de Dios todavía están abiertos para recibirte y la iglesia todavía tiene las puertas abiertas para ti. Vuelve hoy, no es demasiado tarde.
Termino con las siguientes palabras de Jon Bloom: “Todos nosotros fallamos. Y sí, algunas fallas causan estragos horribles y destructibles. Pero si nos volvemos de nuestras fallas pecaminosas a Cristo, no hay falla que no pueda ser redimida por la cruz. Y si esperamos en el Señor, no hay falla que Cristo no pueda restaurar para un servicio útil”.