Intensa-Mente 2: la ansiedad y Jesús.

Intensa-Mente (cuyo título original en inglés es “Inside Out”) es una película estadounidense de animación producida por Pixar Animation Studios para Walt Disney Pictures. El argumento de la película se desarrolla en la mente de una chica llamada Riley Anderson, donde cinco emociones (Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Desagrado) buscan guiarla en su día a día.

La segunda parte de esta película (Intesa-Mente 2) se estrenó el 11 de junio de 2024 en los cines de Estados Unidos. Ésta, no sólo se ha convertido en una de las películas más taquilleras de Pixar, sino que también se convirtió en la película más taquillera de 2024 en lo que va de año.

Ansiedad

En Intensa-Mente 2, Riley entra en la pubertad y en el cuartel general de su mente se debe hacer más espacio para nuevas emociones: Ansiedad, Aburrimiento, Vergüenza y Envidia. Una de las cosas que se muestra en esta película es el efecto desastroso de la ansiedad en alguien que está controlado por ella (p. ej. Riley sufrió un severo ataque de pánico). Su productor Mark Nielsen dijo: “La ansiedad ha sido parte de nuestra historia desde el principio, pero el impacto que los últimos años han tenido en todos nosotros, especialmente en los adolescentes, hace que éste sea el momento adecuado en la historia para hablar de ello”.

Una de las partes que más me gustó de esta película se encuentra casi al final de ésta. Ansiedad quiere volver a tomar el control, pero Alegría le dice que se calme y agrega: “Nada de eso está pasando ahora mismo, ¿verdad?” –refiriéndose a todas las cosas que podrían salir mal según Ansiedad–. Después, Alegría le dice a Ansiedad que hay cosas que ellas no pueden controlar (p. ej. Si Riley se une al equipo o no), pero que sí hay cosas que ellas pueden controlar (p. ej. Asistir a un examen que Riley tiene mañana). Estas últimas cosas, las que podemos controlar, son en las que debemos ocuparnos.

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Tripp sobre “La labor de criar adolescentes”.

Nosotros no somos los autores del cambio; nunca seremos nada más y nada menos que instrumentos en las manos de Aquel que crea el cambio. No debemos tratar de hacer Su trabajo, sino ser personas que entienden lo que significa orar sin cesar.

En todo esto, debemos recordar las verdades de la Palabra. No estamos solos (Jos. 1:1-9). Dios es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones (Sal. 46). Él está obrando en cada situación, ubicación y relación para alcanzar lo que es bueno (Ro. 8:28ss). Él está obrando en nosotros para lograr cosas que son más grande de lo que pedimos o entendemos (Ef. 3:14-20). No necesitamos temer nuestras debilidades, porque Su gracia es suficiente y Su fuerza se perfecciona cuando somos débiles (2 Co. 12:7-10). Ya se nos ha dado todo lo que necesitamos para hacer la voluntad de Dios (2 Pe. 1:3-4). Dios ha prometido darnos sabiduría sin favoritismo (Stg. 1:5). Él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Jn. 1:9). Debido a la victoriosa obra de Cristo, nuestra labor en Su nombre no es en vano (1 Co. 15:58). El día se acerca cuando esta lucha acabará y no habrá más pecado ni dolor (1 Co. 15:50-57).

¿Qué hacen estas promesas para nosotros? Cambian totalmente la manera en la cual nosotros pensamos acerca de nuestra labor de criar adolescentes. Nuestra meta no puede ser la supervivencia. Esta meta es demasiado baja porque olvida las gloriosas cosas que Dios está haciendo en nosotros y ha prometido hacer a través de nosotros. Tenemos una maravillosa oportunidad –la de ser a diario parte de la gloriosa obra de redención de Dios–. ¡No hay más grande llamamiento! Debemos ver nuestra labor de criar como más que un deber. Es un gran privilegio. ¿Cómo puede ser que Dios nos confiara una labor tan significativa? Tenemos que abrazar nuestro llamamiento con esperanza. ¡Él está aquí, Él está obrando! ¡Tenemos una razón para levantarnos en la mañana y recordarnos que nuestras vidas tienen propósito y significado eterno! Tenemos una razón para salir en fe y hacer con valor las cosas que Dios nos ha llamado a hacer mientras criamos a nuestros adolescentes.

Este artículo es un extracto tomado de: Paul David Tripp. Age of Opportunity [Edad de Oportunidad], pp. 252, 253. Traducción de Misael Susaña.