Cuando me preguntan: «¿Es bíblica la doctrina de depravación total?» mi respuesta es: «Sí». Una cosa que quiero decir con esto es que todas nuestras acciones (aparte de la gracia salvadora) están moralmente arruinadas. En otras palabras, todo lo que un incrédulo hace es pecaminoso y por lo tanto inaceptable para Dios.
Una de mis razones por la que creo esto viene de 1 Corintios 10:31. «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios». ¿Es pecado desobedecer este mandamiento bíblico? Sí.
Así que llego a esta conclusión oscura: Es pecado comer o beber o hacer cualquier cosa si no es para la gloria de Dios. En otras palabras, el pecado no es solo una lista de cosas dañinas (matar, robar, etc.). El pecado es no contar con Dios en los quehaceres ordinarios de la vida. El pecado es cualquier cosa que usted no hace para la gloria de Dios.
¿Pero qué hacen los incrédulos para la gloria de Dios? Nada. Por lo tanto, todo lo que hacen es pecaminoso. Eso es lo que quiero decir cuando digo que, aparte de la gracia salvadora, todo lo que hacemos está moralmente arruinado.
Esto, desde luego, suscita la pregunta práctica: Pues, ¿cómo es que uno «come y bebe» para la gloria de Dios? Por ejemplo, ¿tomándose un jugo de naranja en el desayuno? Una respuesta se encuentra en 1 Timoteo 4:3-5:
Prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.
El jugo de naranja fue «[creado] para que con acción de gracias participasen de [ello] los creyentes… que han conocido la verdad». Por lo tanto, los no creyentes no pueden usar el jugo de naranja con el propósito que Dios desea, es decir, como un motivo de sincera «acción de gracias» a Dios desde un verdadero corazón de fe.
Pero los creyentes sí pueden, y es así que glorifican a Dios. Su bebida de jugo de naranja «por la palabra de Dios y por la oración es [santificada]» (1 Timoteo 4:5). La Palabra de Dios nos enseña que el jugo, y aun la fuerza que tenemos para beberlo, es un regalo gratuito de Dios (1 Corintios 4:7; 1 Pedro 4:11). La oración es nuestra humilde respuesta de gracias de corazón. Creer esta verdad en la Palabra y darle gracias en oración es una manera en que bebemos el jugo de naranja para la gloria de Dios.
La otra manera de hacerlo es amablemente. Por ejemplo, no insista en tener la porción más grande. Esto se nos enseña en el contexto de 1 Corintios 10:33: «yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos». «Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo» (1 Corintios 11:1). Todo lo que hacemos –aun tomar jugo de naranja– se puede hacer con la intención y esperanza de que será de provecho para que muchos puedan ser salvos.
Alabemos a Dios porque hemos escapado por su gracia de la ruina absoluta de todas nuestras obras. ¡Y hagámoslo todo, sea comer o beber, para la gloria de nuestro gran Dios!
Este artículo es un extracto tomado de: John Piper. Traspasado por la Palabra; meditación no. 5.
Muy edificante esta meditación. Comparto este pensamiento de que todo lo que hagamos debemos hacerlo para la gloria de Dios.