EL FUERTE Y EL DÉBIL EN LA FE
En Romanos 14 se nos describe al hermano débil como aquel que no tiene tanta certidumbre de que puede hacer ciertas cosas –en comparación con el hermano fuerte que tienen una certidumbre fuerte. Por ejemplo, el versículo 2 nos dice que el fuerte está convencido de que puede comer de todo, pero el débil sólo come legumbres. En el versículo 5 se nos dice que el débil juzga un día como superior a otro, mientras que el fuerte juzga iguales todos los días.
En 1 Corintios 8 se nos describe al hermano débil como aquel que no tiene tanto conocimiento con respecto a ciertos asuntos –en comparación con el fuerte que tiene un conocimiento más amplío. Por ejemplo, en el versículo 4 se nos dice que «un ídolo no es nada en el mundo, y que no hay sino un solo Dios», pero, en el versículo 7 se nos dice que no todos tienen ese conocimiento que les permitirá comer de lo sacrificado a los ídolos sin contaminarse.
Visto esto nos damos cuenta de que fuerte y débil en la fe no se refieren a que uno es más piadoso que otro, tampoco se refieren a que uno es más salvo que otro; la aceptación ante Dios del creyente no se basa en éste, sino en Jesucristo (Ef. 2:18). Fuerte y débil en la fe se refieren, más bien, al nivel de conocimiento y certidumbre, dado por el Señor en Su soberanía (Ro. 14:14), que tienen los cristianos. El fuerte tiene un conocimiento y certidumbre fuerte. El débil tiene un conocimiento y certidumbre débil. Es por eso que la última parte de Romanos 14:5 dice: “Cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir”.
PARA EL DÉBIL
El mandato de Dios para el débil en la fe es que no juzgue al fuerte, pues El lo ha aceptado: “el que no come no juzgue al que come, porque Dios lo ha aceptado” (Ro. 14:3b). El juicio al cual se refiere este versículo es un juicio de condenación. No condenes (juzgues) al fuerte porque él hace cosas (comer, beber u otra cosa que no sea objeto de mandamientos o prohibiciones bíblicas) que tú no harías. Sabe que cada vez que haces eso (juzgar) te estás comportando como si tú fueras señor del fuerte y no es así. Romanos 14:4 dice: “¿Quién eres tú para juzgar al criado de otro? Para su propio amo está en pie o cae, y en pie se mantendrá, porque poderoso es el Señor para sostenerlo en pie”. No juzgues la libertad de otro en base a tu conciencia, tú no tienes derecho alguno sobre la conciencia del otro.
Hermano, tú tienes una conciencia que te ha sido dada por el Señor. No violes tu conciencia, yendo en contra de ésta; no peques, haciendo cosas que tu conciencia condena. Dice Romanos 14:23: “Pero el que duda, si come se condena, porque no lo hace por fe; y todo lo que no procede de fe, es pecado”.
PARA EL FUERTE
El mandato de Dios para el fuerte es que no menosprecie al débil, pues Dios lo ha aceptado: “El que come no menosprecie al que no come… porque Dios lo ha aceptado” (Ro. 14:3). Una manifestación de menosprecio hacia el débil es no recibirlo (Ro. 14:1). Hermano, sabe que tú no eres mejor que tu hermano débil, por tanto, no lo menosprecies, más bien recíbelo –no para discutir.
Dios también te llama a no ser de tropiezo a tu hermano: “Mas tened cuidado, no sea que esta vuestra libertad de alguna manera se convierta en piedra de tropiezo para el débil” (1 Co. 8:9); y Romanos 14:21 dice: “Es mejor no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada en que tu hermano tropiece”. Debes restringirte, en tu libertad, de comer y beber ciertas cosas o hacer cualquier otra cosa, si eso será ocasión de tropiezo a tu hermano débil. ¿Qué es ser de tropiezo en este contexto? 1 Corintios 8:10 dice: “Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no será estimulada su conciencia, si él es débil, a comer lo sacrificado a los ídolos?”. Ser de tropiezo es tú hacer algo que estimule a tu hermano y le haga ir en contra de su conciencia (hacer lo que su conciencia condena) y, así, éste sea contristado (Ro. 14:15). Hacer esto (tropezar al hermano) es pecar contra el mismo Cristo (1 Co. 8:12).