- Absolutamente todo es de Dios (Salmos 24:1; Hageo 2:8).
- Dios controla todo, incluso la economía de una nación (2 Reyes 6:33ss; Santiago 4:13-16).
- Dios se ha comprometido a suplir todas las necesidades de los Suyos y puede hacerlo aun sin nuestro dinero (Salmos 23:1; Mateo 6:25-34).
- Dios es quien da los medios (fuerzas) por los cuales conseguimos el dinero, el dinero mismo y la capacidad de disfrutarlo (Deuteronomio 8:18; Eclesiastés 5:19).
- Dios ha establecido que el trabajo diligente y honesto es el medio por el cual conseguimos el dinero y las posesiones. Ahora, y no es menos cierto que, Dios advierte a quienes buscan hacerse ricos (Proverbios 10:4; 1 Timoteo 6:10).
- Debemos cuidarnos de la avaricia, Dios nos llama a estar contentos con lo que ya tenemos (1 Timoteo 6:8; Hebreos 13:5).
- Dios espera que paguemos a tiempo a quienes le debemos dinero (Deuteronomio 24:14, 15; Romanos 13:7, 8).
- Dios ve bien el ahorrar y el gastar sabiamente el dinero (Proverbios 6:6-8; 21:21).
- Si ponemos al dinero en el centro de nuestra vida no seremos satisfechos y se multiplicaran nuestros dolores. Sin embargo, con Dios en el centro de nuestra vida sí seremos satisfechos totalmente y en Su soberanía Él puede prosperarnos (Proverbios 11:28; Eclesiastés 5:10, 11).
- Dios nos invita a acumular tesoros en el cielo, donde los tesoros son mejores (Mateo 6:19; Hebreos 10:34-36).
- Dios espera que compartamos con los pobres, principalmente con aquellos que están en la familia de la fe (Romanos 12:13; 1 Corintios 16:1, 2).
- Hay una conexión entre lo que damos o dejamos de dar y lo que Dios nos da o no nos da (Proverbios 19:17; 2 Corintios 9:6).
- Más que cuánto ofrendamos, Dios está interesado en cómo ofrendamos –con fe, alegremente, regularmente y proporcionalmente– (1 Corintios 16:2; 2 Corintios 9:7).
- Tanto la riqueza como la pobreza vienen de Dios. Riqueza no es necesariamente sinónimo de tener el favor de Dios y pobreza no es necesariamente sinónimo de no tener el favor de Dios (1 Samuel 2:7; Santiago 5:1-6).
- Son pocos los ricos que confían en Dios, la mayoría confían en sus riquezas (Salmos 49:6; Marcos 10:23-27).
- Nuestra alma, en un buen estado delante de Dios por Jesucristo, es nuestra más valiosa posesión (Mateo 16:26).
Este artículo no pretende ser un estudio detallado sobre el tema. Para una lista más extensas de versículos sobre este tema vea el libro Todo lo que la Biblia dice sobre el dinero.
Amen yo confio en sus promesas