La Santa Cena es el sacramento instituido por Jesucristo (otro sacramento es el bautismo), la noche en la que fue entregado, con el propósito de que los creyentes que participaran de ésta hicieran memoria de Su persona y Su obra.
El apóstol Pablo, en 1 Corintios 11, habla de aquellos que participan de la cena del Señor indignamente y pronuncia palabras fuerte contra ellos: “será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor… Come y bebe juicio para sí” (vv. 27, 29). Hay creyentes que creen erradamente que participar de la cena indignamente es comerla después de haber pecado la semana o el mes anterior. Por eso algunos rechazan participar de ésta.
LO QUE NO SIGNIFICA
Participar de la cena del Señor indignamente no puede significar que un creyente que ha pecado la coma porque entonces todos quedarían descalificados (Ec. 7:20). La cena del Señor es para pecadores redimidos. El pan representa el cuerpo partido de Jesucristo a favor de pecadores; la copa representa el nuevo pacto en la sangre de Jesucristo, pacto que incluye el perdón de pecados (vv. 23-25).
LO QUE SÍ SIGNIFICA
“Indignamente” viene del griego anaxios, que también puede traducirse como irreverentemente; “esto es, tratándola como una comida común, el pan y la copa como cosas comunes, no entrando en la conciencia de su solemne significado simbólico” (Diccionario expositivo Vine). Eso se confirma por el contexto: el apóstol apunta a la conducta irreverente de los corintios al decir que «al comer, cada uno toma primero su propia cena; y uno pasa hambre y otro se embriaga» (v. 21); y, después, dice que comer la cena indignamente es hacerlo «sin discernir correctamente el cuerpo del Señor» (v. 29).
En resumen, participar de la cena del Señor indignamente es comerla irreverentemente, sin discernir correctamente el cuerpo del Señor.
PARTICIPANDO CORRECTAMENTE
No estás participando de la cena del Señor indignamente si comes el pan y bebes la copa reverentemente, es decir, discerniendo correctamente el cuerpo del Señor. Estás participando de la cena del Señor correctamente si comes de ésta con un corazón arrepentido de tus pecados y confiando en que el cuerpo de Jesucristo fue partido a favor tuyo y que Su sangre fue derramada para el perdón de los pecados tuyos.
“El cuerpo de nuestro Salvador Jesucristo,
Partido por ti –come y recuerda–
Heridas que sanan, muerte que trae vida,
Pagó el precio para hacernos uno…La sangre que limpia toda mancha de pecado,
Derramada por ti –bebe y recuerda–
Él vació la copa de muerte para que todos entren
Y reciban la vida de Dios” (Keith y Kristyn Getty & Stuart Townend. Behold the Lamb).