Ciertamente debemos orar como el salmista: “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley” (Salmos 119:18). Pero también debemos hacer como el salmista: “Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos”. Allí (en la Biblia) hay maravillas más deseables que el oro que esperan ser encontradas y delicias más dulces que la miel que esperan ser gustadas.
Ahora veamos como un detective ficticio, un hedonista cristiano y un maestro de espiritualidad bíblica me ayudaron a hacer lo antes mencionado:
SHERLOK HOLMES
En la historia corta Escándalo en Bohemia, el detective ficticio Sherlok Holmes –creado por Arthur Conan Doyle– le dijo al Dr. Watson que este último veía pero no observaba. Y pasó a demostrárselo con el siguiente ejemplo:
“Usted ha visto con frecuencia la escalera que conduce del vestíbulo a esta habitación.
—Ciertamente.
—¿Cuántas veces?
—Bueno, varios centenares de ocasiones.
—Entonces, podrá decirme cuántos hay.
—¿Cuántos escalones? No sé.
—¿Ahora comprende? Usted no ha observado, a pesar de haber visto. Eso es lo que quería decirle. Ahora bien, yo sé que hay diecisiete escalones, porque he visto y he observado”.
Sherlok Holmes no adivina, él observa y deduce.
JOHN PIPER
En su libro Reading the Bible Supernaturally [La lectura sobrenatural de la Biblia], John Piper nos invita a hacer lo mismo:
“mientras lees la Biblia, tú puedes ver más de lo que alguna vez pensaste que podías. Y esto pasará no primeramente porque aprendiste griego y hebreo o porque estudiaste en el seminario (aunque éstos pueden ser valiosos); sino porque creaste el hábito, desarrollaste la paciencia de mirar por más tiempo y con más cuidado que nunca. […] La barrera para mirar las riquezas de las Escrituras no se debe al hecho de que la mayoría de las personas no saben griego y hebreo, sino al hecho de que la mayoría de las personas no tienen la paciencia para mirar, mirar y mirar” (pp. 326, 332).
La clase de mirada que Piper nos invita a darle a la Biblia es ese mirar en el que nuestras mentes están activamente envueltas: pensando acerca de lo que se ve, encontrando pistas, haciendo conexiones, notando patrones, haciendo preguntas (p. 327).
DONALD WHITNEY
¿Cómo, entonces, observar de esa manera? Es aquí en donde entra Donald Whitney. En su libro Disciplinas espirituales para la vida cristiana, el autor enseña 17 métodos de meditar en las Escrituras. Aquí comparto brevemente algunos de ellos:
Haga énfasis en diferentes palabras del texto. Este método toma el versículo o frase de las Escrituras y le da vueltas para examinar cada faceta como si fuera un diamante.
Establezca y descubra un mínimo de nuevas perspectivas acerca del texto. Con este método, usted determina desde el principio que no dejará de meditar en su texto hasta que descubra por lo menos cierta cantidad de ideas en él.
Busque una relación o un denominador común entre todos los párrafos o los capítulos que lee. Si lee un capítulo que tiene, digamos, tres párrafos, busque la relación entre los tres.