Usando corona y manto rojo

Jesús no es [sólo] un maestro bueno.

En la región de Judea y al otro lado del Jordán, Jesús enseñaba acerca del divorcio y que el reino de Dios debe ser recibido como un niño. Después de eso, Jesús salió para seguir Su camino a Jerusalén cuando un joven rico (dueño de muchos bienes) se cruzó en Su camino y le dijo: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?” (Mr. 10:17). A quien Jesús le respondió de la siguiente manera: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo uno, Dios” (v. 18).

A simple vista, la respuesta de Jesús parece negar que Él sea Dios. Ahora, recordemos que son numerosos los pasajes bíblicos que presentan a Jesús como Dios. Por ejemplo, en el evangelio según Juan:

  • “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (1:1);
  • “Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer” (1:18);
  • “Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío!” (20:28).

¿Por qué, entonces, Jesús respondió de esa manera? Si Jesús es Dios –¡y lo es!–, entonces Su respuesta fue la mejor respuesta que pudo haberse dado –ya que Dios es más sabio que nosotros–.

Nótese que el joven rico se dirige a Jesús como un “maestro bueno”. ¿Es Jesús un maestro? Sí, Jesús mismo afirmó serlo; pero Jesús no es sólo un maestro, Él también es el Señor (Jn. 13:13). Y decir que Jesús es el Señor es lo mismo que decir que Jesús es Dios ya que en el Antiguo Testamento así Israel se dirigía a Dios. Por ejemplo “Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es” (Mr. 12:29).

Así que, aquí tenemos a un joven que ve a Jesús solamente como un maestro, no como Dios. Eso se confirma en el hecho de que este joven va a Jesús en busca de instrucción de qué hacer para conseguir la vida eterna, él no fue a Jesús creyendo que Él podía darle la vida eterna.

Jesús le respondió que nadie es bueno, solo Dios. Y esa respuesta buscaba que el joven rico entendiera que, cuando se habla de Jesús, decir que Él es meramente un “maestro” y “bueno” es mutuamente excluyente. Este es el mensaje de Jesús tanto para el joven rico como para nosotros hoy en día: “Si yo soy un mero maestro, un maestro al mismo nivel que los demás; entonces no me llames bueno –ya que sólo Dios es bueno–. Pero si yo soy bueno y no hay falta alguna en mí, entonces debes reconocer que yo soy Dios –ya que sólo Dios es bueno–”.

C. S. Lewis dijo que la mayor de las tonterías es decir: “Estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro de moral, pero no acepto su afirmación de que era Dios”. Ya que Jesús no proporciona campo para tal actitud. Lewis continúa diciendo: “El hombre que sin ser más que hombre haya dicho la clase de cosas que Jesús dijo, no es un gran moralista. Bien es un lunático que está al mismo nivel del que dice que es un huevo o el diablo del infierno. Puedes hacer tu elección. O bien este hombre era, y es el Hijo de Dios; o era un loco o algo peor” (Cristianismo… ¡y nada más!, pp. 61, 62).

Jesús es Dios, así que, caigamos a Sus pies y adorémosle.

Publicado por

Misael Susaña

Misael Susaña nació en República Dominicana, fue salvado a la edad de trece años y actualmente es uno de los pastores de Iglesia Fundamento Bíblico. Es también maestro de Inglés. Estudió Teología Sistemática en la Academia de la Gracia (Reformed Baptist Seminary) y ha participado en varios diplomados. Desde el 2008, ha publicado regularmente artículos bíblicos en su blog (gustadaDios.com). Misael, teniendo en mente Salmos 34:8, prefiere describirse a sí mismo como un «Catador de la bondad de Dios y feliz promotor de ésta; para Su gloria y el beneficio [en Él] del creyente».

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