Cristo murió por nosotros.

«Cristo murió por nosotros» no es meramente un conjunto de palabras con sentido gramatical completo. Esto, más bien, expresa una maravillosa verdad que al ser contemplada con nuestros ojos espirituales –abiertos por el Espíritu Santo, hinchará nuestros corazones para amar a Dios y nos hará caer de rodillas, sujetándonos así a Su señorío. Es mi oración que esto ocurra mientras lees este artículo.

Hermano mío, nunca trivialices la maravillosa verdad de que Cristo murió por los impíos. Consideremos juntos Romanos 5:7,8: “Porque a duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Romanos 5:8 es un versículo muy citado y, por lo tanto, muy conocido; pero empezaremos desde el versículo 7, para así ver de una manera un poco más amplia la hermosura de estas palabras (la belleza de Dios en la persona de Jesucristo).

La primera parte del versículo 7 dice: “a duras penas habrá alguien que muera por un justo”. Este versículo nos dice que a duras penas, apenas, difícilmente, es extremadamente difícil que alguien se sacrifique, sufra hasta la muerte, muera para pagar la deuda de una persona justa (vista por los hombres como alguien moral y honrado). La segunda parte del versículo 7 dice: “aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno”. Esta segunda parte nos dice que quizá, tal vez, no es seguro, pero hay una remota posibilidad de que alguien se sacrifique, sufra hasta la muerte, muera para pagar la deuda de una persona buena (benevolente a los ojos de los hombres). Quiero que notes dos cosas muy importantes: (1) Las cualidades de estas personas: Una es justa y la otra es buena. Nota también (2) cuánta posibilidad hay de que alguien muera por ellas: apenas, es extremadamente difícil, quizá, tal vez hay una remota posibilidad. Ahora, si alguien justo y alguien bueno tienen tan poca posibilidad de que una persona muera por ellos, ¿qué de aquel que es injusto, malo? A la conclusión lógica a la cual llegaríamos es que el injusto y malo no tienen la más mínima posibilidad de que alguien muera por él; es decir, es imposible que una persona quiera morir por él. Si vamos por las calles preguntando a las personas: «¿Pagarías con tu vida la deuda de alguien justo o alguien bueno?«; la mayoría de las personas responderían: “Lo siento, pero no pagaría con mi vida su deuda”. Y si le preguntamos: «¿Pagarías con tu vida la deuda de alguien injusto y malo?«; responderían: “¡Claro que no, que pague él su propia deuda!”.

Ahora entremos al versículo 8 que comienza marcando un maravilloso contraste de la siguiente manera: «pero Dios«. Dios no es como los hombres; El manifestó, demostró, mostró como certísimo su amor al Cristo morir por nosotros: “[Dios] demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Allí, en la cruz de Cristo, Dios demostró su GRAN amor. Mira a Cristo, el Hijo amado del Padre y objeto de Su complacencia (Mt. 3:17), dando Su vida para pagar nuestra deuda. ¿Quiénes éramos nosotros? Romanos 3:10,12 dice: “NO HAY JUSTO, NI AUN UNO… NO HAY QUIEN HAGA LO BUENO, NO HAY NI SIQUIERA UNO”. Nosotros no éramos los justos por los que era extremadamente difícil que alguien muriera, ni siquiera éramos los buenos por los que habría una remota posibilidad de que alguien muera. Nosotros éramos los injustos y malos, los pecadores que no tenían la más mínima posibilidad de que alguien muriera por ellos. Pero Dios hizo lo imposible, «Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros». ¡Aleluya, a su tiempo Cristo murió por los impíos! Dios no dio un regalo a un grupo de personas. Dios dio el más grande regalo (Cristo) a las personas que para nada lo merecían (impíos). Sólo al Dios Padre, que es amor, se le ocurriría dar a Su Hijo por pecadores. Sólo al Dios Hijo, que es amor, se le ocurriría dar Su vida para pagar la deuda de pecadores como nosotros. He aquí la demostración del gran amor de Dios que excede a todo conocimiento: “Cristo murió por nosotros”.

Publicado por

Misael Susaña

Misael Susaña nació en República Dominicana, fue salvado a la edad de trece años y actualmente es uno de los pastores de Iglesia Fundamento Bíblico. Es también maestro de Inglés. Estudió Teología Sistemática en la Academia de la Gracia (Reformed Baptist Seminary) y ha participado en varios diplomados. Desde el 2008, ha publicado regularmente artículos bíblicos en su blog (gustadaDios.com). Misael, teniendo en mente Salmos 34:8, prefiere describirse a sí mismo como un «Catador de la bondad de Dios y feliz promotor de ésta; para Su gloria y el beneficio [en Él] del creyente».

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s