La disciplina del Señor.

Algunos padres al momento de disciplinar a sus hijos están llenos de, dominados por, controlados por la ira y casi siempre que esto ocurre, ellos castigan de una manera muy desproporcionada al niño, por su mala conducta. Otros “aman” tanto a sus hijos, que no los disciplinan; para ellos «disciplina» y «amor» son mutuamente excluyentes. Estos (disciplina llena de ira y no disciplina) son dos extremos que los padres deben evitar. Debido a que Dios es el Padre perfecto, no miramos a nuestros padres terrenales y decimos: “Dios luce así”; más bien, miramos a Dios y decimos: “los padres deben lucir así”.

C. S. Lewis dijo: “El Hijo de Dios vino al mundo para hacer a los hombres hijos de Dios”; queriendo significar que gracias a la obra del unigénito Hijo de Dios (Jn. 1:18) a favor de los que creemos en El, hemos sido adoptados como hijos de Dios. Eso es confirmado por Juan 1:12: “Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre”; y 1 Juan 3:1a nos dice que somos hijos amados: “Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; y eso somos”.

Dios no es como esos padres que “aman” tanto a sus hijos que no los disciplinan. He puesto la conjugación del verbo amar entre comillas, pues pregunto si es amor el dejar a los hijos en el error por no querer disciplinarlos –no lo creo–. Pienso, más bien, que es una crueldad. ¡Gracias a nuestro Padre celestial, pues Él no es así! Dice Proverbios 3:12: “Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere” (RVR1960). Dios disciplina a Sus hijos, pero no como aquellos padres que están llenos de ira al disciplinar. Ciertamente es justo que Dios esté airado contra los pecadores, pero ¿sabes tú, hijo de Dios, por qué Dios no te disciplina con ira? Porque Jesucristo vino voluntariamente a sufrir en la cruz la ira de Dios que nosotros merecíamos. Él sufrió de tal manera la ira de Dios Padre, por causa de nuestros pecados, que gritó: “DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?” (Mc. 15:34). Dios derramó toda Su ira sobre Jesucristo, para que todo Su amor sea derramado sobre nosotros. ¡Gracias Jesucristo por tu sacrificio!

Dice Hebreos 12:7,8: “Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos”. Cuando Dios nos disciplina nos está tratando como a hijos; si El no nos disciplinara, entonces seríamos hijos ilegítimos o bastardos (RVR1960). Por el contexto inmediato podemos ver que la disciplina de Dios para Sus hijos tiene (1) una motivación y (2) un propósito:

  1. La motivación no es ira –como vimos anteriormente–, sino amor: “PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A TODO EL QUE RECIBE POR HIJO” (Hebreos 12:6). El amor de Dios no elimina la disciplina a Sus hijos, más bien la establece.
  2. El propósito no es condenarnos ni hacernos sufrir –como si El se complaciera en eso–, sino nuestro beneficio, ser hechos cada vez más y más conformes a Su imagen: “El nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad” (Heb. 12:10b).

Termino repitiendo la siguiente exhortación: “HIJO MIO, NO TENGAS EN POCO LA DISCIPLINA DEL SEÑOR, NI TE DESANIMES AL SER REPRENDIDO POR EL; PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A TODO EL QUE RECIBE POR HIJO” (Heb. 12:5,6; Pr. 3:11,12). Este texto no es una invitación a buscar la disciplina, sino una exhortación a no menospreciarla [cuando estés en ésta]. Es muy cierto que «ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza» (Heb. 12:11a), pero no olvides las verdades que hemos considerado hoy: si tú has creído en Jesucristo, tú eres hijo de Dios y por eso Él te disciplinará siempre que lo necesites. Su disciplina no será con un corazón lleno de ira contra ti, sino con un corazón lleno de amor por ti y con el propósito de que tú seas más y más como Él es, santo.

Publicado por

Misael Susaña

Misael Susaña nació en República Dominicana, fue salvado a la edad de trece años y actualmente es uno de los pastores de Iglesia Fundamento Bíblico. Es también maestro de Inglés. Estudió Teología Sistemática en la Academia de la Gracia (Reformed Baptist Seminary) y ha participado en varios diplomados. Desde el 2008, ha publicado regularmente artículos bíblicos en su blog (gustadaDios.com). Misael, teniendo en mente Salmos 34:8, prefiere describirse a sí mismo como un «Catador de la bondad de Dios y feliz promotor de ésta; para Su gloria y el beneficio [en Él] del creyente».

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