Tanto Efesios como Colosenses fueron escritas por el apóstol Pablo mientras éste se entraba en una prisión de Roma (60-62 d. C.) por causa del evangelio de Cristo. Y una de las similitudes que encontramos en ellas se ve claramente cuando comparamos Efesios 5:18-21 con Colosenses 3:16-17, que dicen:
“Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con vuestro corazón al Señor; dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre; sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo” (Ef. 5:18-21).
“Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones. Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre” (Col. 3:16-17).
Nótese que una persona llena del Espíritu actuará de la misma manera que una persona en quien la Palabra de Cristo habita abundantemente: enseñando y amonestando, cantando y alabando, dando gracias, siendo sumisa. Nótese también que mientras que en Efesios 5 se dice “sed llenos del Espíritu”, en Colosenses 3 se dice “la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros”. Lo primero –ser llenos del Espíritu– significa ser dirigido, controlado por el Espíritu Santo. Lo segundo –que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros– significa estar influenciado por la Palabra de Dios en cada aspecto de la vida.
Ahora, ambas verdades no se contradicen, más bien: un cristiano lleno del Espíritu es un cristiano en quien la Palabra de Cristo habita en abundancia; un cristiano en quien la Palabra de Cristo habita en abundancia es un cristiano lleno del Espíritu.
Dios espera que tanto el ser llenos del Espíritu como el que la palabra de Cristo habite en abundancia en nosotros sean buscados de una manera constantemente por todo cristiano. Así que, ora confiadamente a Dios para que seas lleno de Su Espíritu cada vez más y no resistas Su influencia en ti. Al mismo tiempo, satura tu mente con la Palabra de Dios al exponerte constantemente a ésta y obedécela.