Doctor Strange en el multiverso de la locura tiene lugar unos meses después de los eventos de WandaVision y de Spider-Man: Sin camino a casa. De todo el Universo Cinematográfico de Marvel, pienso que ésta es la película que más muestra magia oscura u ocultismo y terror hasta la fecha.
En esta película Doctor Strange trata de salvar a América Chávez (una adolescente que tiene el poder de viajar a través del multiverso) de múltiples amenazas, entre ellas están un par de demonios que la persiguen. No pasa mucho tiempo para que Strange se da cuenta de que Wanda (quien ha sido corrompida por el Darkhold y ahora es La Bruja Escarlata) es la responsable de los ataques.
Wanda quiere poseer los poderes de América para viajar a través del multiverso y así poder reunirse con Billy y Tommy, los hijos que ella creó en Westview (los cuales no existen en su universo). Pero, ¿a qué costo?
Wanda quiere los poderes de América, aun si eso significa matar a ésta última. De hecho, al Strange negarse a entregar a la adolescente, Wanda lo ataca tanto a él como al Kamar-Taj y mata a muchos hechiceros. Reunirse con sus hijos se convirtió en su obsesión. Y si tenía que destruir todo el universo para que su sueño se hiciera realidad, ello lo haría.
LA IDOLATRÍA
Eso es una imagen de lo que la Biblia llama idolatría, de la cual se nos manda a huir. En Éxodo 20 Dios dijo: “No tendrás otros dioses delante de Mí. No te harás ningún ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás” (vv. 3-5).
Ahora, un ídolo no es solamente una estatua ante la cual las personas se inclinan o un cuadro de un santo al cual le rezan. En Colosenses 3:5 el apóstol Pablo habló de “la avaricia, que es idolatría”. Un ídolo es cualquier cosa (p. ej. El dinero), cualquier persona (p. ej. Los hijos) o cualquier estado (p. ej. La tranquilidad) que nosotros deseamos más que a Dios. Tener dinero no es malo en sí mismo, pasar tiempo con los hijos no es un pecado y buscar la tranquilidad tampoco lo es; pero pecamos como idólatras cuando nuestra vida es controlada por lo mencionado anteriormente y no por Dios.
Alguien dijo que se puede identificar algún ídolo en el corazón al hacer las siguientes dos preguntas: ¿Estoy yo dispuesto a pecar para conseguir eso que quiero? ¿Respondí pecaminosamente al no poder conseguir lo que quería? En 1 Juan 5:21 se nos llama a alejarnos de los ídolos, porque solamente Jesús merece nuestra adoración y sólo Él puede satisfacer nuestra alma.
EL AMOR DE DIOS POR EL MUNDO
Mientras Wanda estuvo dispuesta a destruir todo el universo para reunirse con sus hijos, Dios Padre envió a Su Hijo Jesucristo a morir para salvar al mundo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Jn. 3:16).
Dios amó no a un mundo amigable que lo amaba. Dios amó a un mundo poblado de personas que se oponen abiertamente a Él o que no les interesa tener una relación con Él y conocer Su voluntad. Dios amó a un mundo poblado de personas que adoran a las criaturas antes que al Creador. O que toman los buenos regalos de Dios y los usan en Su contra. Y la demostración de ese amor es evidente en la cruz donde Jesús fue clavado hasta la muerte para que nosotros tengamos vida eterna.
Y no nos equivoquemos, Dios Padre no estaba disgustado con Su Hijo. Jesús fue aquel en quien Dios Padre estaba complacido y Jesús fue aquel a quien Dios Padre amó desde la eternidad pasada. Pero, como dijo un teólogo, ver a Jesús morir en nuestro lugar casi nos hace creer que Dios nos ama más de lo que Dios ama a Su Hijo. ¡Así de grande es Su amor!
¿Y tú? ¿Ya te arrepentiste de tus pecados y confiaste en Jesús como suficiente Salvador y único Señor? Si no, este es un buen momento para hacerlo.