Hombre con brazo extendido

La ocasión en la que Jesús “no quiso” sanar a alguien.

En el evangelio según Mateo se nos dice que Jesús comenzó su ministerio público enseñando, proclamando el evangelio y sanando. También se nos dice que traían a Él todos los que estaban enfermos, los endemoniados, epilépticos y paralíticos, y Él los sanaba (4:23, 24).

Pero en el mismo evangelio según Mateo nos topamos con un relato peculiar. En este relato Jesús parece no querer sanar a alguien que lo necesita y lo pide. Dije “parece”, porque al final Jesús otorga lo que se le pide. Y la “demora” de Jesús en responder no debe ser entendida como que le torcieron el brazo para que hiciera algo que Él no quería hacer. Más bien, Jesús tenía un propósito –y uno bueno– con esta “demora”.

Leamos el relato bíblico:

“Saliendo Jesús de allí, se retiró a la región de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea que había salido de aquella región, comenzó a gritar: «Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija está terriblemente endemoniada». Pero Él no le contestó nada. Y acercándose Sus discípulos, le rogaban: «Atiéndela, pues viene gritando tras nosotros». Y Jesús respondió: «No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Pero acercándose ella, se postró ante Él, diciendo: «¡Señor, ayúdame!». Y Él le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, y echárselo a los perrillos». Ella respondió: «Sí, Señor; pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Entonces Jesús le dijo: «Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas». Y su hija quedó sana desde aquel momento” (Mateo 15:21-28).

La mujer cananea le pide a gritos a Jesús que tenga misericordia, pues su hija estaba endemoniada. El relato nos dice que Jesús no le contesta nada. Por la petición de los discípulos a Jesús podemos saber que, a pesar del silencio de Jesús, la mujer sigue pidiendo a gritos misericordia.

Después Jesús dice no ha sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Lo que Jesús quiso decir con eso es que Su prioridad en ese momento eran los judíos. Y no olvidemos que esta mujer era cananea (gentil) y habitaba en la región de Tiro y de Sidón. Pero ella no se aleja, ella se acerca y se postra delante de Jesús, pidiéndole Su ayuda.

Jesús le responde que no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perrillos. Jesús no estaba insultando a esta mujer: él la estaba comparando con una mascota cuidada, no con un perro de la calle que come basura. Por más bien cuidado que esté cuidada una mascota, los hijos siempre serán mejor atendidos. El punto de Jesús, otra vez, es que en ese momento su prioridad eran los judíos. Si el silencio de Jesús y, después, las primeras palabras de Jesús no hicieron que esta mujer desistiera; sin duda estas últimas palabras de Jesús sí harían que ella desistiera. ¿Cierto? No. Ella le dice a Jesús que aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

Al final, Jesús le concede el deseo de esta mujer: su hija es sanada del demonio que la atormentaba. Ahora, ¿por qué Jesús trató a esta mujer cananea de esa manera? No fue porque ella era gentil, recordemos como Jesús sanó al siervo del centurión romano. Tampoco fue porque al principio Él no quería sanar a la hija de esta mujer y al final cedió, recordemos que –a diferencia de nosotros– Él es bueno por naturaleza.

La razón por la cual Jesús trató a esta mujer de esa manera se infiere de Sus palabras finales: “Oh mujer, grande es tu fe”. En primer lugar, Jesús quería probar la genuinidad de la fe de esta mujer. En segundo lugar, Jesús también quería fortalecer la fe de esta mujer. Y así sucedió.

¿Qué haces cuando la aflicción toca tu puerta? ¿Qué haces cuando oras y Dios permanece en silencio? ¿Qué haces cuando Dios parece todo menos bueno? El ejemplo de esta mujer cananea te invita a fortalecer tu fe, sigue creyendo en Él. Aunque Dios no responda inmediatamente a tu oración, persevera en ella. Sabe que Dios es generosamente bueno y te dará lo que es mejor para ti.

Publicado por

Misael Susaña

Misael Susaña nació en República Dominicana, fue salvado a la edad de trece años y actualmente es uno de los pastores de Iglesia Fundamento Bíblico. Es también maestro de Inglés. Estudió Teología Sistemática en la Academia de la Gracia (Reformed Baptist Seminary) y ha participado en varios diplomados. Desde el 2008, ha publicado regularmente artículos bíblicos en su blog (gustadaDios.com). Misael, teniendo en mente Salmos 34:8, prefiere describirse a sí mismo como un «Catador de la bondad de Dios y feliz promotor de ésta; para Su gloria y el beneficio [en Él] del creyente».

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