¿Por qué odiamos y amamos el distanciamiento social?

El distanciamiento social (distanciamiento físico, quedarse en casa, cuarentena, aislamiento, toque de queda) no sólo se ha convertido en un tema tendencia en las redes sociales desde hace unos ocho meses, sino que también ha probado ser una de las medidas más efectivas en contra de la enfermedad del coronavirus. Muchos países no han podido avanzar a la fase avanzada de la desescalada ya que, al no cumplirse el distanciamiento, los contagios de Covid-19 han aumentado.

¿Cómo describirías tu relación con el distanciamiento social? ¿Es una relación de amor? ¿Es una relación de odio? ¿Es una relación complicada?

¿POR QUÉ LO ODIAMOS?

Desde el principio de esta pandemia muchos han tenido problemas con el distanciamiento. Y no es porque ellos no saben que esa es una medida beneficiosa para ellos, sino a pesar de saberlo. Algunos países han tenido que promulgar leyes para que sus ciudadanos no se aglomeren. Otros países han tenido que recurrir al toque de queda para mantener a las personas en sus casas. Pero a pesar de todo eso, algunas personas siguen aglomerándose, algunos siguen saliendo de sus casas sin necesidad.

Sin justificar las acciones anteriormente mencionadas, podemos entender por qué las personas actúan de esa manera. Odiamos el aislamiento, odiamos quedarnos en casa solos, odiamos el distanciamiento social porque el ser humano fue creado para vivir en comunidad.

Fuimos creados para vivir en comunión con Dios primero. Pero también fuimos creados para vivir en comunión con las demás personas. Cuando Dios puso al hombre en el Jardín de Edén, rodeado de plantas y animales, dijo: “No es bueno que el hombre esté solo” (Génesis 2:18). Y aunque este versículo habla de cuán bueno es para el hombre encontrar una esposa, eso no es todo. El versículo también enseña que el hombre (varón y hembra) es un ser social. Como Timothy Lane y Paul Tripp dicen:

“Génesis 2 no habla principalmente de la experiencia de Adán de estar solo, sino que revela su naturaleza como la persona que Dios lo creó para ser. Debido a que Dios creó un ser social –alguien diseñado para las relaciones– la creación está incompleta sin un compañero adecuado. Mientras que Génesis 2 sí habla de cómo hombres y mujeres se complementan unos a otros, las implicaciones son tan amplias que incluyen toda relación humana” (Relationships: A mess worth making, p. 9).

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¿Por qué rechazar el racismo? 4 razones

El racismo es la exaltación de un grupo étnico que lleva a la discriminación o al maltrato de otros que no forman parte de ese grupo. Y el racismo es un asunto serio, ya que, como dice David Platt, de esta doctrina se derivó “la Esclavitud en los Estados Unidos, el Holocausto en Alemania, la Masacre Armenia en Turquía, el Genocidio en Ruanda y la matanza japonesa de seis millones de coreanos, chinos, indochinos, indonesios y filipinos”. Y su más reciente víctima fue George Floyd, ciudadano estadounidense de color que murió mientras era arrestado por cuatro policías.

Sin mencionar la palabra “racismo”, la Biblia tiene mucho que decirnos acerca de éste. En este artículo vamos a ver 4 razones por las cuales debemos rechazar el racismo.

1. PORQUE TODOS SOMOS IMAGEN DE DIOS

En Génesis 1 se relata como Dios creó todo lo que existe. Pero a diferencia del resto de la creación, cuando Dios estaba a punto de crear al hombre (varón y hembra), Él dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (v. 26). Y así Él lo hizo: “Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (v. 27).

Según esos versículos, toda persona –independientemente de su sexo, color de piel o nacionalidad– ha sido creada a imagen y semejanza de Dios. Eso le da una dignidad que no tiene nada más en la creación. Esa es la razón por la cual Dios dijo en Génesis 9:6 que debe ser castigado aquel que mate a otro ser humano. Y esa es la razón por la cual en Santiago 3:9 se dice que está mal bendecir a Dios y después maldecir al ser humano.

2. PORQUE SÓLO HAY UNA RAZA

En Hechos 17:16 Pablo dijo lo siguiente: “y de uno hizo todas las naciones del mundo [lit. toda la raza humana] para que habitaran sobre toda la faz de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitación”. Según este versículo, independientemente de la época y del lugar, todas las personas proceden de uno y ese uno es Adán. Eso se confirma en Génesis 3:20 que dice: “Y el hombre le puso por nombre Eva a su mujer, porque ella era la madre de todos los vivientes”. Sigue leyendo ¿Por qué rechazar el racismo? 4 razones