Eres Dios – Sovereign Grace Music

En el día de hoy, nuestros amigos y hermanos de Sovereign Grace Music han lanzado oficialmente su tercer álbum en español titulado “Eres Dios”. Descrito por ellos mismos como «una colección de canciones originales y otras traducidas que hablan de las bellas y poderosas verdades del carácter de Dios revelado en el evangelio». Puedes comprar este álbum desde Amazon. Otra buena noticia es que si vas a asistir –y te invito a asistir– a la conferencia Por Su Causa de este año, “El Dios que adoramos”, allí podrás comprar el CD (Disco Compacto) de este nuevo álbum “Eres Dios”.

He aquí tres de mis canciones favoritas en este álbum –¡escúchenlas!1:

Mi vida es Cristo (All I have is Christ):

Gracia, Cristo (Jesus, thank you):

Venga tu reino (Let your kingdom come):


1 Aquellos que están suscritos vía correo electrónico posiblemente tendrán que acceder directamente a mi sitio en Internet para escuchar las canciones.

No estás lejos.

En una ocasión, un escriba (experto en las Escrituras) se acercó a Jesús y le preguntó cuál era el mandamiento más importante de todos. La respuesta de Jesús fue: “Amarás; amarás a Dios con todo tu ser y [el segundo] amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mc. 12:30,31). Así Jesús nos enseñó que el amor por Dios, producido por el Espíritu Santo, es el motor que nos mueve a obedecer con gozo todos Sus mandamientos; Jesús también nos enseñó que el amor hacia nuestros semejantes es una manifestación de nuestro amor por Dios (1 Jn. 4:20-21). En Marcos 12:32 se relata como el escriba asintió a las palabras de Jesús: “Muy bien, Maestro; con verdad has dicho”. A lo que Jesús responde de la siguiente manera: “No estás lejos del reino de Dios” (v. 34). Ese escriba no estaba lejos… Pero aún no estaba dentro del reino de Dios.

Al igual que aquel escriba, hoy hay personas que no están lejos del reino de Dios. Estas personas visitan regularmente la iglesia (el templo), leen la Palabra de Dios, son consideradas como «buenas personas» dentro de la sociedad e incluso pueden –al igual que el escriba– ver como ciertas las palabras de Jesús. Pero, también al igual que aquel escriba, estas personas necesitan entrar en el reino de Dios al ir a Jesucristo con arrepentimiento y fe. Para ser salvados del pecado, de la condenación eterna y para gozar de la comunión con el Señor Jesucristo es necesario, no meramente estar cerca, sino estar dentro del reino de Dios.

A ti que todavía no estás dentro del reino de Dios, te digo que si no entras por Jesucristo (Jn. 10:9), allí, cerca del reino de Dios, pero aún fuera, morirás. ¡Oh, que este no sea tu caso! Así que, ven y entra en el reino de Dios. Confía en Jesucristo como tu único Salvador y Señor, ve a Él arrepentido de todos tus pecados y entrarás en el Reino de Dios; serás salvado, todos tus pecados serán perdonados y gozarás de la comunión con el Señor Jesucristo.

¿Debemos repetir el “Padrenuestro” en nuestras oraciones?

El “Padrenuestro” (o “Padre nuestro”) es como hoy le llamamos a la oración que Jesús enseñó a sus discípulos en Mateo 6:9-13:

“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén”.

El propósito de Jesús al enseñar esta oración no fue que la repitiéramos literalmente cada vez que oremos. Es interesante que en el mismo capítulo 6 (de Mateo), verso 7, Jesús dijo: “al orar, no uséis repeticiones sin sentido”. La repetición literal del Padrenuestro que muchos hacen hoy en día cabe dentro de lo que Jesús llamó «repeticiones sin sentido». El propósito de Jesús al enseñar esta oración fue proveernos de un modelo de cómo orar:

«Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre»; se comienza glorificando a Dios, reconociendo quién es El (nuestro Padre celestial) y pidiendo que la gloria de Su santidad sea manifiesta. «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo»; se pide que el gobierno de Dios venga universalmente; que Su voluntad, no la nuestra, sea hecha en la tierra (nuestra familia, nuestra comunidad, la Iglesia, nuestro país).

«Danos hoy el pan nuestro de cada día»; se pide que Dios supla nuestras necesidades físicas, como el alimento diario. «Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores»; se pide que Él perdone todas nuestras deudas espirituales, es decir, nuestros pecados (Lc. 11:4) en base a la obra de Jesucristo en la cruz (Col. 2:13,14). «Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal»; se pide que Dios nos libre, nos proteja, nos salve tanto del maligno (i.e. Satanás) como de caer en la tentación.

OBSERVACIONES FINALES

  • Jesús supuso que como cada día debemos pedir a Dios «el pan nuestro», así también cada día debemos pedirle «Y perdónanos nuestras deudas… Y no nos metas en tentación». Nótese la partícula gramatical de unión “y”.
  • Jesús también supuso que aquellos que le piden a Dios perdón, perdonan a quienes le ofenden –como respuesta al perdón de Dios (Mt. 18:32,33).
  • Dios no tienta a nadie (Stg. 1:13).