En lo que se promocionó en las redes sociales como “el debate del siglo”, el escritor y politólogo Agustín Laje debatió con el político y comunicador José Laluz acerca de la ideología de género, el aborto y la violencia contra la mujer. Durante el debate, en varias ocasiones, José Laluz dijo que a partir de lo que se relata en Génesis 3:16 es que se discrimina y se hace violencia contra la mujer. Génesis 3:16 dice lo siguiente:
“A la mujer dijo: «En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos. Con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti»”.
Agustín Laje (quien no es cristiano) le respondió diciéndole que las civilizaciones más violentas contra la mujer no son cristianas. Laje añadió que hay países muy católicos, como Hungría y Polonia, que no tienen semejante problema de violencia contra la mujer.
Por lo tanto, Génesis 3:16 no ha sido el motor de la discriminación o violencia contra la mujer. Y cuando damos una mirada más de cerca a ese pasaje confirmamos que allí no se promueve tal cosa.
GÉNESIS 3:16 NO ES EL IDEAL
En Génesis 3 se relata la entrada del pecado al mundo y las nefastas consecuencias de éste. En la última parte del versículo 16 leemos que Dios le dijo a Eva lo siguiente: “Con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti”.
Eso no vino después de que Eva le abriera los ojos a la humanidad, sino después de que Eva y Adán se rebelaran contra el Creador que había sido generosamente bueno con ellos. Y parte del castigo divino fue dejarlos a expensas de un corazón que a partir de ese momento tendría deseos pecaminosos.
Cuando Dios dijo que el deseo de la mujer sería para su marido no se estaba refiriendo a un deseo sexual. ¿A qué, entonces, se refiere la palabra “deseo” aquí? La misma expresión se utiliza en Génesis 4:7 con respecto al pecado: el pecado se ilustra como una bestia que se esconde para devorar a su presa. Así que, lo que Dios estaba diciendo era que “Eva tendría el ‘deseo’ pecaminoso de oponerse a Adán y liderar sobre él” (ESV Global Study Bible). La mujer querrá pecaminosamente dominar a su marido, controlarlo, ser “el jefe” en esta relación.
Pero eso no es todo, Dios también dijo que el marido tendría una dictadura sobre su mujer. Dios estaba diciendo que “Adán también abandonará su rol dado por Dios de guiar, guardar y cuidar de Eva” (Ibíd). El hombre querrá pecaminosamente ser el señor de su esposa o liderar sin amor.
Así, lo que tenemos en Génesis 3:16 no es el mandato de Dios de cómo debe ser la relación entre el esposo y la esposa, sino que es una descripción de cuán catastrófica es la relación entre el esposo y la esposa desde la entrada del pecado al mundo. En otras palabras, Dios no nos está llamando a imitar el deseo pecaminoso de dominar que tiene la mujer ni el deseo pecaminoso de enseñorear [sin amor] que tiene el hombre.
EFESIOS 5:33 ES EL IDEAL
Si no es en Génesis 3:16 donde nosotros encontramos el ideal de Dios para el esposo y la esposa, ¿dónde, entonces, lo podemos encontrar? En Efesios 5:33 que lo resume de la siguiente manera:
“En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido”.
Es cierto que Dios manda a la mujer a someterse a su propio marido: “Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo” (Efesios 5:24). Pero tal sometimiento no la hace tener menos dignidad que el hombre ni tampoco la convierte en una ciudadana de segunda clase en el reino de los cielos. Es el feminismo el que ha enseñado el absurdo, como dijo G. K. Chesterton, que la mujer es libre cuando sirve a su jefe y es esclava cuando ayuda a su esposo.
Ahora, nótese que Dios no le dijo al marido que sujete a su mujer o que haga que ella se someta. Si así fuera, tendríamos razón para pensar que la Biblia promueve la violencia contra la mujer. Pero no es así. Dios llama a la mujer a someterse voluntariamente, esa es la responsabilidad de ella delante de Dios.
Si la responsabilidad del marido no es el hacer que su mujer se someta, ¿cuál es, entonces, su responsabilidad delante de Dios? Efesios 5:25 responde: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella”. La responsabilidad del marido es amar a su mujer. Y ese amor debe expresarse en su guía, provisión y protección hacía ella.
Y ese amor del marido no está condicionado a la sumisión de la mujer. Dios no dijo: “ama a tu mujer si ella se somete a ti”. ¡No! Es la responsabilidad del marido delante de Dios el amar a su mujer, aun en esos momentos en los que ella no se someta.