En Efesios 5, el apóstol Pablo (inspirado por Dios) resume los roles dentro del matrimonio de la siguiente manera: “En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido” (v. 33). Dios espera que el esposo ame a su esposa y que la esposa respete o se someta a su esposo. Y eso es así porque el matrimonio es un reflejo de la relación entre Jesucristo (quien ama a la iglesia) y Su iglesia (quien está sujeta a Jesucristo).
Sin duda alguna la esposa también debe amar a su esposo (Ti. 2:4), ¿pero por qué se le manda específicamente al esposo a amar a su esposa? Es bueno que el esposo siga los buenos consejos de su esposa (Gén. 2:18), ¿pero por qué se le manda específicamente a la esposa a someterse a su esposo? Para poder entender mejor la razón de estos mandamientos tenemos que ir al libro de los comienzos, Génesis.
En Génesis 3 se relata la entrada del pecado al mundo y las nefastas consecuencias de éste; una de ellas se encuentra en la última parte del versículo 16:
“y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti”.
Dios dice que el deseo de la mujer será para su marido. Y en este contexto no se está hablando de un deseo sexual. ¿A qué, entonces, se refiere la palabra “deseo” aquí? La misma expresión se utiliza en Génesis 4:7 con respecto al pecado: el pecado se ilustra como una bestia que se esconde para devorar a su presa. Así que, lo que Dios está diciendo es que “Eva tendría el ‘deseo’ pecaminoso de oponerse a Adán y liderar sobre él” (ESV Global Study Bible). La mujer querrá pecaminosamente dominar a su marido, controlarlo, ser “el jefe” en esta relación.
Pero eso no es todo, Dios también dice que el marido tendrá dominio sobre su mujer. Ciertamente Dios quiere que el esposo sea un líder sobre su esposa y sus hijos (Ef. 5). Pero lo que Dios está diciendo es que “Adán también abandonará su rol dado por Dios de guiar, guardar y cuidar de Eva” (ESV Global Study Bible). Ahora, el hombre querrá pecaminosamente ser el señor de su esposa o liderar sin amor. Él lucirá más como un dictador que como un líder.
Tal vez algunas esposas ahora estén pensando: “el problema de mi esposo no es que él quiere ‘enseñorearse’ de mí, sino que él no hace lo que debe hacer”. Y yo pregunto: ¿No es eso también una forma más sutil de ‘enseñorearse’? ¿No es el no hacer nada para que el otro haga todo también una forma de tiranía?
Así que, debido a la entrada del pecado al mundo, el esposo tiende a liderar sin amor y la esposa tiende a querer dominar. Por eso Dios manda específicamente al esposo a amar a su esposa y manda específicamente a la esposa a someterse a su esposo. Y para ese fin, Dios ha provisto el modelo de Jesucristo y Su iglesia, y también la persona del Espíritu Santo (Ef. 5:18).