Hoy en día hay una exagerada preocupación por el crecimiento numérico de las iglesias. Esa exagerada preocupación se ve en muchos miembros cuando hacen la siguiente pregunta: «¿Y cuántos miembros tiene tu iglesia?». Pero también, esa exagerada preocupación se ve en muchos líderes de iglesias que usan el mercadeo y la publicidad para atraer más personas a la iglesia. El problema con eso es que la iglesia no es un lugar para entretener cabras, sino para alimentar ovejas.
CRECIMIENTO ESPIRITUAL
Nuestro enfoque y ocupación debe ser el crecimiento espiritual de la iglesia –sin importar cuál sea la cantidad de miembros de esta iglesia–. Hechos 2:42, por medio del ejemplo de la iglesia primitiva, nos dice qué deberíamos hacer: “Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración”. La perseverancia es importante para continuar en las siguiente cuatro cosas a pesar del cansancio interno y de la presión externa.
La iglesia se dedicaba continuamente a la enseñanza de los apóstoles. La enseñanza de los apóstoles es Jesucristo y todo lo que Él ha mandado. Y la iglesia se dedicaba a la fiel exposición y a la diligente práctica de la enseñanza de los apóstoles. No eran discursos motivacionales, ni solamente testimonios, ni solamente alabanzas, ni dramas lo que tenía lugar cuando la iglesia se congregaba; sino la predicación de la Palabra de Dios. Y lo interesante es que la Palabra de Dios fue el medio que el Espíritu Santo utilizó para salvarlos, «como tres mil personas» (v. 41).
La iglesia se dedicaba continuamente a la comunión. Comunión es compañerismo o participación con otros creyentes salvados por el evangelio de Jesucristo. Y es en la práctica de esta comunión, compañerismo, participación, que los miembros de la iglesia se exhortan unos a otros. Trayéndolo a nuestra época, los miembros de la iglesia no se iban a sus casas inmediatamente después de la predicación –desconectándose de sus hermanos hasta el próximo domingo.
La iglesia se dedicaba continuamente al partimiento del pan. El partimiento del pan se refiere a la santa cena, que es uno de los dos sacramentos mandados por el Señor Jesucristo. Al practicar la santa cena, la iglesia hace memoria de Jesucristo; de Su cuerpo partido y de Su sangre derramada a favor de ella.
La iglesia se dedicaba continuamente a la oración. La oración no era una pérdida de tiempo, no era considerada como “no tan importante”; no se estaba tan ocupado como para no participar de ésta. Tanto de manera individual como de manera colectiva la iglesia oraba a Dios.
Si nuestro enfoque es el crecimiento espiritual de la iglesia, esos son cuatro “métodos” en los cuales debemos ocuparnos.
CRECIMIENTO NUMÉRICO
En el final del capítulo 2 de Hechos leemos lo siguiente: “Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos” (v. 47). Dios es el único poderoso para salvar y quien añade personas salvas a la iglesia. Por lo tanto, ocupémonos nosotros en la enseñanza de los apóstoles, la comunión, el partimiento del pan y la oración; y dejemos que sea Dios quien añada personas a la iglesia.