La doctrina bíblica del decreto de Dios enseña que «Dios ha decretado desde la eternidad, libre e inalterablemente, todo lo que ha de ocurrir en el tiempo y todo para Su gloria». Y uno de los pasajes bíblicos sobre la cual está basada esta doctrina es Isaías 46:9-11, que dice:
“Acordaos de las cosas anteriores ya pasadas, porque yo soy Dios, y no hay otro; yo soy Dios, y no hay ninguno como yo, que declaro el fin desde el principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: “Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré.” Yo llamo del oriente un ave de rapiña, y de tierra lejana al hombre de mi propósito. En verdad he hablado, ciertamente haré que suceda; lo he planeado, así lo haré”.
Creo que todo cristiano que ha sido convencido por la Biblia acerca de esta doctrina ha pasado al menos una noche sin dormir pensando en ésta y sus implicaciones. Personalmente, lo que me mantenía despierto era el adverbio “inalterablemente” –el hecho de que el decreto de Dios no puede ser cambiado–. Hay tres objeciones que podrían levantarse ahora y que me gustaría responder:
“¡NO IMPORTA LO QUE YO HAGA!”
La misma Biblia que nos enseña el decreto de Dios es la misma Biblia que nos dice que el hombre es responsable por sus acciones. Sí importa lo que hacemos o dejamos de hacer. Por ejemplo, somos responsables de predicar el evangelio para la salvación de los impíos (1 Co. 1:21); somos responsables de orar para que las cosas pasen (Stg. 5:17, 18).
Y todo eso es así debido a que Dios no tan solo ha decretado los fines, sino también los medios para alcanzarlos. El decreto de Dios no elimina las causas secundarias, sino que las establece. Ahora, hay algo que nunca debemos olvidar: nosotros no somos llamados a actuar en base a los planes secretos de Dios, sino que debemos actuar en base a los planes que Él ha revelado en Su Palabra (Deu. 29:29).
“¿Y SI HAY UNA MEJOR MANERA?”
En Daniel 2:20 se dice: “Sea el nombre de Dios bendito por los siglos de los siglos, porque la sabiduría y el poder son de El”. Dios no solamente lo sabe todo, sino que también en Su sabiduría Él hace uso de los mejores medios para lograr los mejores fines. Sí, leíste bien, “los mejores”. Eso quiere decir que no hay otra mejor manera.
Si tú tuvieras la sabiduría de Dios, hubieras planeado las cosas tal cual Dios las ha planeado para que pasen. Y que el decreto de Dios sea inalterable es una buena noticia; porque, tal como dijo John Newton, si fuera posible para mí alterar alguna parte de Su plan, lo único que haría sería arruinarlo.
“¿Y SI AL FINAL YO SALGO PERJUDICADO?”
El Salmo 34:8 dice: “Probad y ved que el Señor es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en El se refugia!”. Si tú eres cristiano, puedes tener la seguridad de que Dios está a tu favor y no en tu contra (Ro. 8:31). Dios te concederá, junto con Jesucristo, todas aquellas cosas que realmente necesitas (Ro. 8:32). Y absolutamente todas las cosas que te suceden, incluyendo las cosas malas, serán para tu bien aquí y contribuirán para tu bien allá en la eternidad (Ro. 8:28).
Dios no te ha destinado para ser un receptor de Su ira, sino para ser un receptor de «las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad» (Ef. 2:7). Y que el decreto de Dios sea inalterable es una buena noticia; porque ni tus debilidades, ni tus pecados ni las dificultades en tu camino podrán frustrar el buen plan de Dios para tu vida.