Dios vino, en la persona de Jesús, para llamar a los pecadores a que se arrepientan y para salvar a todo pecador arrepentido. Él se goza en eso. Y ese debería ser nuestro gozo también.
Dios vino, en la persona de Jesús, para llamar a los pecadores a que se arrepientan y para salvar a todo pecador arrepentido. Él se goza en eso. Y ese debería ser nuestro gozo también.