En menos de 5 horas este año 2020 habrá terminado. Y tal vez, de los últimos 100 años, éste sea el año del cual la humanidad quiera salir con más ansias. Sin embargo, en nuestras ansias porque este año acabe, no debemos dejar de pensar en lo que este año nos enseña o nos recuerda.
Estos son algunos de los sucesos que tuvieron lugar en este año:
- Australia inició el año con incendios forestales que no sólo quemaron 10 millones de hectáreas y afectaron 500 millones de animales, sino que también les quitaron la vida a 50 personas.
- Hubo amenazas de guerra entre Estados Unidos e Irán después de que el 2 de enero el comandante de alto rango de Irán, Qasem Soleimani, muriera en un ataque aéreo ordenado por el presidente de Estados Unidos.
- El 30 de enero, la OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró que la Covid-19 era una emergencia sanitaria de preocupación internacional y el 11 de marzo esta enfermedad fue reconocida como una pandemia. Y todavía lo es.
- En mayo, en el estado de Washington, se detectaron “avispas asesinas” o avispones gigantes asiáticos; lo cual causó temor y preocupación entre muchos.
- En noviembre, la entonces tormenta tropical Eta provocó inundaciones que afectaron a millones de personas en Centroamérica.
- Y por último, aunque no menos importante, la persecución contra los cristianos empeoró en este año: millones de cristianos sufren persecución y miles son asesinados por su fe alrededor del mundo.
Ciertamente hay muchas cosas que pudimos aprender en este año con todos sus sucesos, pero en este artículo quiero que consideremos brevemente lo más importante qué nos recordó el 2020. Y para responder a eso, primero debemos leer Mateo 24:6-8 que dice lo siguiente:
“Ustedes van a oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No se alarmen, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos. Pero todo esto es solo el comienzo de dolores”.
Esa fue parte de la respuesta que Jesús les dio a Sus discípulos, quienes habían preguntado qué señal habría de Su segunda venida y del fin del siglo. Este fue el recordatorio necesario del año 2020: la segunda venida de Jesucristo está cerca.
Nótese que Jesús dijo “es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin”. Y también dijo que todo esto “es solo el comienzo de dolores”. O “dolores de parto”, que como bien sabemos, son más frecuentes a medida que la mujer se acerca al parto. Es decir que no podemos asegurar que la segunda venida de Jesucristo será en el 2020 o en el 2021. Pero el hecho de que todo lo mencionado anteriormente no sean las únicas o las últimas señales antes del regreso de Jesucristo no las hacen menos señales.
El recordatorio que nos hace el 2020 con todos sus sucesos sigue siendo válido: la segunda venida de Jesucristo está cerca y, sin duda, más cerca que ayer. John Piper dice: “Jesús quiere que veamos los dolores de parto (incluyendo el coronavirus) como recordatorios y alertas de que Él viene, así que debemos estar preparados… No necesitas una fecha exacta para tomar en serio lo que dice Jesús. Lo que dice es claro” (Coronavirus y Cristo, p. 75).
El recordatorio de que la segunda venida de Jesucristo está cerca debe, según la enseñanza del mismo Jesús, llevar a los cristianos a seguir siendo fieles a su Señor y a servir más a sus hermanos y hermanas en Cristo (Mateo 25).
El recordatorio debe también llevar a los no-cristianos a arrepentirse sinceramente de todos sus pecados y a poner toda su fe en Jesucristo hoy. Porque si Jesucristo viene y ellos todavía no lo han abrazado como suficiente Salvador y único Señor, no habrá nadie que los salve de la ira que vendrá sobre ellos.