Razón #5: Porque cantar junto a nuestros hermanos en Cristo nos hace bien.
“Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones” (Colosenses 3:16).
Creo que la mayoría de nosotros –por no decir todos– hemos experimentado la frustración que viene después de tratar de cantar junto a nuestros hermanos en una videollamada. Debido a la velocidad o la estabilidad de la conexión de internet, que no es la misma para todos, un hermano canta la primera línea de una canción mientras que el otro ya va por la segunda línea y un tercero está a punto de comenzar a cantar. ¿Solución temporal? Todos apagan sus micrófonos, excepto uno.
Sin embargo, cantar junto a tus hermanos en Cristo es muy importante. Y Colosenses 3:16 es uno de los pasajes en donde se nos manda a cantar como iglesia y, al mismo tiempo, nos dice el porqué eso es importante.
El mandamiento allí es que la Palabra de Cristo, que es lo mismo que toda la Palabra de Dios que testifica acerca de Cristo, habite en abundancia en nosotros. Dice “habite”, lo cual significa que la Palabra de Cristo debe estar permanentemente en nosotros y no meramente visitarnos de vez en cuando. Y después se agrega “en abundancia” o ricamente, lo cual significa mucho en cantidad. Y aunque es cierto que debemos depender del Espíritu Santo para eso, no es menos cierto que somos responsables de que eso pase –el mandamiento se dirige a nosotros–.
Ahora, ¿de qué manera eso sucede? El resto del versículo responde: “con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros”. Aquí se habla de instruir, de impartir conocimiento, de poner en la mente de alguien un contenido doctrinal o espiritual. Y esa labor no es únicamente de los pastores ni es únicamente del líder de adoración; esa es una labor de todos, por eso dice “unos a otros”. Yo te enseño y exhorto. Tú haces lo mismo por mí. Ambos lo necesitamos.
Ahora, este versículo nos dice el medio a través del cual viene esa enseñanza y amonestación:
- A través de salmos, que eran cantados acompañados con instrumentos de cuerda como el arpa. Se cantaban especialmente los Salmos del Antiguo Testamento.
- A través de himnos, que se cantaban celebrando al Dios trino, encarnado en la persona de Jesucristo.
- A través de canciones espirituales, que son cánticos de adoración a Dios fruto de corazones controlados por el Espíritu Santo.
Este pasaje reconoce que los cristianos le cantamos a Dios. A diferencia de otros que dirigen la adoración que sólo Dios merece a otros hombres o a ídolos. Pero no es menos cierto que cuando le cantamos a Dios también estamos enseñando y amonestando y estamos siendo enseñados y amonestados por nuestros hermanos. Como dijo Bob Kauflin: “Las alabanzas en voz alta de aquellos que están alrededor de mí me recuerdan que no estoy solo en mis luchas y que Dios es supremamente digno de mi confianza”.