Orando

Tu petición ha sido oída.

En el evangelio según Lucas capítulo 1 se describe a un sacerdote llamado Zacarías y a su esposa llamada Elisabet como justos delante de Dios y como quienes se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos de Dios. Dicho de otra manera: ellos eran creyentes verdaderos que habían sido tanto justificados como santificados por Dios.

Sin embargo, como muchos cristianos fieles a Dios saben por experiencia hoy en día, ser creyente no significa necesariamente ser exonerados de las experiencias dolorosas en este mundo caído. Zacarías y Elisabet no tenían hijos porque Elisabet era estéril y ambos eran ya ancianos. Y recordemos que, en ese tiempo, no tener hijos era considerado como una vergüenza.

Pero, mientras Zacarías estaba ejerciendo el sacerdocio en el santuario, el ángel Gabriel se le apareció y le dio buenas noticias de parte de Dios: “No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan” (v. 13). ¿Cuál fue la petición de Zacarías? Algunos piensan que su petición era por la redención de Israel. Otros piensan que su petición era por un hijo. Personalmente me inclino por la segunda interpretación debido al contexto inmediato (“No tenían hijos”) y a la segunda parte del versículo 13 (“y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo”).

Independientemente de cuál sea la interpretación correcta –o de si ambas son correctas–, la parte que quiero resaltar es la siguiente: “tu petición ha sido oída”. Según el ángel, el hijo que ellos iban a tener era la respuesta de Dios a la oración de Zacarías.

Desde que Zacarías y Elisabet eran jóvenes ellos habían estado pidiéndole a Dios un hijo. Y aquí se nos dice que Dios oyó su petición. Esta verdad es tan obvia y al mismo tiempo tan necesaria de recordar: Dios oye nuestras peticiones. Cuando oramos no estamos perdiendo el tiempo, ni enviando una carta “a quien pueda interesar”. Dios realmente oye las peticiones que los creyentes le hacen, para concederlas en tiempo apropiado si están de acuerdo a Su voluntad.

Aunque Zacarías había estado pidiéndole a Dios un hijo desde que era joven, parece que al entrar en una avanzada edad éste dejó de orar por un hijo. Eso es lo que parece debido a la respuesta que Zacarías dio al ángel: “¿Cómo podré saber esto? Porque yo soy anciano y mi mujer es de edad avanzada” (v. 18). Respuesta que el mismo ángel definió como incredulidad (v. 20).

Pero tal como se dice más adelante: “ninguna cosa será imposible para Dios” (v. 37). Elisabet concibió y le dio a luz un hijo. A pesar de que ella era estéril. Y a pesar de que ambos eran ya ancianos. Porque nada es imposible para Dios.

Si Zacarías de veras perdió toda esperanza y dejó de pedir en su ancianidad, no dejes tú de orar. Las dificultades que se presenten en tu camino no siempre significan que Dios ha respondido negativamente a tu petición. Orar en todo tiempo sin desfallecer es nuestro deber tal como nos enseñó Jesús (Lc. 18:1). Deja que la respuesta de Dios ha Zacarías anime tu fe a perseverar en la oración.

Publicado por

Misael Susaña

Misael Susaña nació en República Dominicana, fue salvado a la edad de trece años y actualmente es uno de los pastores de Iglesia Fundamento Bíblico. Es también maestro de Inglés. Estudió Teología Sistemática en la Academia de la Gracia (Reformed Baptist Seminary) y ha participado en varios diplomados. Desde el 2008, ha publicado regularmente artículos bíblicos en su blog (gustadaDios.com). Misael, teniendo en mente Salmos 34:8, prefiere describirse a sí mismo como un «Catador de la bondad de Dios y feliz promotor de ésta; para Su gloria y el beneficio [en Él] del creyente».

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