Señal de semáforo bajo agua

Reflexionando en el diluvio.

Desde el pasado viernes 17 de noviembre (2023), la República Dominicana ha sido azotada por fuertes lluvias que han causado inundaciones en muchas partes del país. La directora de la Oficina Nacional de Meteorología (ONAMET) dijo que esta nación no había tenido tanta lluvia en tan corto período de tiempo.

Mientras escribo este artículo, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) reporta:

  • 7,915 personas movilizadas a zonas seguras;
  • 1,583 viviendas afectadas;
  • 29 comunidades incomunicadas;
  • 21 personas muertas.

Lloro con aquellos que han perdido seres queridos. Le brindo mi mano de ayuda a aquellos que han perdido cosas materiales. Y reflexiono al comparar este “diluvio local” con el diluvio universal que se relata en los capítulos 7 y 8 del libro de Génesis.

EL DILUVIO UNIVERSAL

En Génesis 7 y 8 (o Génesis 6 al 9 en un contexto más amplio) se relata como Dios mandó un diluvio sobre toda la tierra para hacer desaparecer a todo ser viviente; excepto a Noé, su familia y los animales que habían entrado en un arca. El diluvio fue un juicio de Dios sobre la humanidad debido a sus muchos pecados.

LA BONDAD DE DIOS

Aun con lágrimas en nuestros ojos debido a todas las pérdidas que han dejado estas lluvias, podemos ver la bondad de Dios. ¿Cómo?

Primero, esto que muchos llaman “diluvio” no se compara al diluvio que se relata en Génesis: en Génesis, el diluvio fue universal, el disturbio atmosférico que afectó a República Dominicana no; en Génesis, las lluvias cayeron por cuarenta días y cuarenta noches, las lluvias que cayeron sobre República Dominicana no; los muertos que dejó el diluvio en Génesis fueron mucho, muchísimo más que los muertos que dejaron estas lluvias; en Génesis, las aguas subieron quince codos (aproximadamente 675 cm) por encima de todos los montes altos, en República Dominicana ha caído un poco más de 12 pulgadas de lluvia.

Por favor no me malinterpretes. No estoy diciendo que las más de 12 pulgadas de lluvias y los 21 muertos no son lamentables; lo que estoy diciendo es que pudo haber sido peor, pero que no lo fue debido a la bondad de Dios.

Segundo, ni éste ni otros “diluvios” futuros nunca serán como el diluvio que se relata en Génesis. ¿Por qué? Porque Dios así lo prometió: “Yo establezco Mi pacto con ustedes, y nunca más volverá a ser exterminada toda carne por las aguas del diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra». También dijo Dios: «Esta es la señal del pacto que Yo hago con ustedes y todo ser viviente que está con ustedes, por todas las generaciones: Pongo Mi arco en las nubes y será por señal de Mi pacto con la tierra” (Génesis 9:11-13).

Cada vez que veas el arcoíris en el cielo, sabe que Dios también está mirándolo del otro lado y recordando su promesa de no volver a destruir a todo ser viviente en un diluvio. Y todo eso no es debido a nosotros, «porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud» (Gén. 8:21); sino debido a la gran bondad y fidelidad de Dios.

EL JUICIO FINAL

Aunque Dios ha prometido que no volverá a destruir a toda la humanidad, eso no significa que Dios no va a juzgar a la humanidad. Tal cosa sería ir en contra de Su naturaleza –Dios es justo–. En 2 Pedro 2:5, 9, 10 leemos:

“Tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, un predicador de justicia, con otros siete, cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos… El Señor, pues, sabe rescatar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos bajo castigo para el día del juicio”.

El diluvio universal en Génesis, en el que se castigó a los injustos y se salvó a los justos, fue un tráiler del juicio final. En otras palabras, el apóstol Pedro (inspirado por Dios) tomó el diluvio universal como un ejemplo de lo que ocurriría en el día del juicio.

En el día del juicio final los impíos o injustos serán castigados. ¿Quiénes son esos? Todos aquellos pecadores que persisten en pecar sin arrepentimiento y se rehúsan a hacer de Jesús su suficiente Salvador y único Señor. En el día del juicio los piadosos o justos serán salvados. ¿Quiénes son esos? Aquellos que se han arrepentido sinceramente de todos sus pecados y le han pedido con fe a Jesús que sea su Salvador y Señor.

La diferencia de esos últimos y los primeros no es que los últimos no son pecadores ni que no tendrán que presentarse en el juicio. La diferencia es que los últimos han sido perdonados y declarados justos en Jesús, mientras que los primeros no.

Que estas lluvias te recuerden que el día del juicio final es una realidad que está cada vez más cerca. Y que eso te mueva –si todavía no lo has hecho– a correr hacia Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

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Misael Susaña

Misael Susaña nació en República Dominicana, fue salvado a la edad de trece años y actualmente es uno de los pastores de Iglesia Fundamento Bíblico. Es también maestro de Inglés. Estudió Teología Sistemática en la Academia de la Gracia (Reformed Baptist Seminary) y ha participado en varios diplomados. Desde el 2008, ha publicado regularmente artículos bíblicos en su blog (gustadaDios.com). Misael, teniendo en mente Salmos 34:8, prefiere describirse a sí mismo como un «Catador de la bondad de Dios y feliz promotor de ésta; para Su gloria y el beneficio [en Él] del creyente».

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