En el sermón titulado “La perseverancia de los santos”, donde prediqué con la Biblia que un cristiano verdadero no pierde la salvación, cité la siguiente línea de Los Cánones de Dort: “[Dios] no aparta totalmente el Espíritu Santo de los suyos, incluso en las caídas más lamentables”. Esa declaración puede alarmar a muchos y a otros puede parecerles demasiado bueno para ser verdad. Ahora, ya que la Palabra de Dios es lo que más importa al fin y al cabo, ¿qué nos enseña la Palabra de Dios con respecto a eso? Vamos a considerar lo que la Palabra nos enseña con respecto a eso a partir de tres ejemplos –Asaf, Pedro y David–.
ASAF
Sin duda Asaf fue un cristiano verdadero, quien esperaba en Dios y encontraba en Él su más grande bien (Sal. 73:25, 26, 28). Sin embargo, los pasos de Asaf casi resbalaron: “Porque tuve envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de los impíos… Ciertamente en vano he guardado puro mi corazón y lavado mis manos en inocencia… Cuando mi corazón se llenó de amargura, y en mi interior sentía punzadas” (vv. 3, 13, 21). Todo eso ocurrió en el corazón de Asaf. Pero más adelante él comprendió que el fin repentino de los malos es la destrucción (vv. 18-20). Ahora la pregunta es, ¿se apartó Dios definitivamente de Asaf? ¿perdió Asaf la salvación? ¡No! Notémoslo en las palabras del mismo Asaf: “Sin embargo, yo siempre estoy contigo; tú me has tomado de la mano derecha. Con tu consejo me guiarás, y después me recibirás en gloria” (vv. 23, 24).
PEDRO
El apóstol Pedro, antes del arresto de Jesús, dijo jactanciosamente a Jesús: “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré” (Mt. 26:35; véase también v. 33). Sin embargo, se relata tanto de él como del resto de los discípulos que «le abandonaron y huyeron» (v. 56b). Después, Pedro negó a Jesús no una ni dos veces, sino tres veces y lo hizo con maldición y juramento: “Pero él lo negó delante de todos ellos, diciendo: No sé de qué hablas… Y otra vez él lo negó con juramento: ¡Yo no conozco a ese hombre!… Entonces él comenzó a maldecir y a jurar: ¡Yo no conozco a ese hombre! Y al instante un gallo cantó” (vv. 70, 72, 74). Otra vez pregunto, ¿se apartó Dios definitivamente de Pedro? ¿perdió Pedro la salvación? ¡No! La Biblia nos relata que después de todo esto, Pedro lloró amargamente (Mt. 26:75); y cuando Jesús resucitó, un ángel le dijo a las mujeres que fueron a la tumba: “Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro”, indicando así que Pedro seguía siendo uno de los discípulos, “El va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, tal como os dijo” (Mr. 16:7).
DAVID
David es recordado como un hombre conforme al corazón de Dios (1 S. 13:14), pero también es recordado como uno de los que cometió una serie de pecados terribles. David cometió adulterio con Betsabé y después mandó a matar al esposo de ésta, Urías hitita (2 Samuel 11). También, es probable que David pasará un largo tiempo sin arrepentirse (Sal. 32:3, 4) hasta que el profeta Natán le muestra a David su pecado. Entonces David reconoce su pecado y se arrepiente (2 S. 12:13; Sal. 51). Vuelvo a preguntar, ¿se apartó Dios definitivamente de David? ¿perdió David la salvación? Aunque Dios expresó claramente Su desagrado ante todo esto (2 S. 11:27), Él no se apartó definitivamente de David ni éste perdió la salvación: “Y Natán dijo a David: El SEÑOR ha quitado tu pecado; no morirás” (2 S. 12:13b).
CONCLUSIÓN Y CONSIDERACIONES FINALES
Después de haber considerado estos tres ejemplos, concluimos que la Palabra de Dios confirma que «[Dios] no aparta totalmente el Espíritu Santo de los suyos, incluso en las caídas más lamentables». Ahora, eso no significa que Dios se “hace de la vista gorda” ante nuestros pecados, sino que impide que nos apartemos total y definitivamente de Él, nos disciplina como un padre amoroso, nos guía al arrepentimiento (que implica apartarnos del pecado) y perdona nuestros pecados.
Estos ejemplos de caídas lamentables no son para ser imitados, sino para dar esperanza a aquellos cristianos verdaderos que han caído: Dios no se aparta ni en nuestras caídas más lamentables. Y todo esto gracias a la obra de Jesucristo, quien fue abandonado por Dios Padre para que nosotros nunca jamás seamos abandonados por Él.
Increíble es Dios…..
Si esa verdad la vi en mi, realmente el no tiene relación con el pecado, por sus santidad, pero como padre amoroso, en su amor se aseguro que no me pasara mas de lo que realmente podía soportar.