En 2 Reyes 6:24 se relata que Samaria fue sitiada por Ben-adad, rey de Aram, y todo su ejercito; como consecuencia de eso, hubo gran hambre en Samaria (v. 25). Samaria no podía salvarse de esa situación a menos que Jehová la salvará, por eso el rey de Israel expresó las siguientes palabras a una mujer: “Si el SEÑOR no te ayuda, ¿de dónde te podré ayudar? ¿De la era o del lagar?” (v. 27).
Un mensajero, enviado por el rey de Israel, le preguntó a Eliseo –manifestando así su falta de confianza en Dios: “¿por qué he de esperar más en el SEÑOR?” (v. 33). Pero, palabras dignas de toda confianza expresó Jehová a través de Eliseo: “Oíd la palabra del SEÑOR. Así dice el SEÑOR: Mañana como a esta hora en la puerta de Samaria, una medida de flor de harina se venderá a un siclo, y dos medidas de cebada a un siclo” (2 R. 7:1). Jehová salvaría a Samaria. El relato bíblico nos dice que un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba también desconfió de Dios, a lo que Eliseo respondió: “He aquí, tú lo verás con tus propios ojos, pero no comerás de ello” (2 R. 7:2).
Después, cuatro hombres leprosos, que habían entrado al campamento enemigo, se dieron cuenta de que «el Señor había hecho que el ejército de los arameos oyera estruendo de carros y ruido de caballos, el estruendo de un gran ejército… Por lo cual se levantaron y huyeron al anochecer, y abandonaron sus tiendas, sus caballos y sus asnos y el campamento tal como estaba, y huyeron para salvar sus vidas» (2 R. 7:6,7). Entonces, estos cuatro leprosos anunciaron a los porteros de la ciudad, y los porteros al rey, y el rey a sus siervos. Así el pueblo fue salvado «conforme a la palabra del SEÑOR»; y aquel príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, estaba en la puerta de entrada cuando fue atropellado por el pueblo y murió «tal como había dicho el hombre de Dios» (2 R. 7:17). Continuar leyendo El disfrute de la salvación ilustrado.