“Castillo fuerte”: la meditación.

Cuando escuchamos todo lo que Martín Lutero hizo a pesar de todas las dificultades que encontró en su camino, nos preguntamos: ¿de dónde vino la fuerza de Lutero? Su fuerza no vino de sí mismo. Si leemos la biografía de Lutero, nos daremos cuenta de que él fue un hombre con temores, debilidades e incluso pecados –tal como el resto de los mortales–.

La fuerza de Lutero venía de fuera de sí mismo, venía de Dios. Y él lo dijo claramente en su himno “Castillo fuerte”, el cual está basado en Salmos 46. Este salmo dice en su primer versículo:

“Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Sal. 46:1).

En medio de la tormenta, Dios es el refugio en el cual podemos escondernos. En medio de las tribulaciones, Dios está pronto a socorrernos. Y tanto Su disposición para socorrernos como Su socorro mismo son más seguros que el de los recursos que podamos tener o que los poderosos de este mundo. Las riquezas vuelan y las personas no siempre están presentes o pueden asistirnos, pero Dios siempre está allí para ayudarnos. Dios, el glorioso guerrero que nunca ha perdido una batalla está a nuestro favor y no a nuestra contra.

Nada ni nadie puede tocarnos a menos que Dios así lo quiera. Y aun cuando Dios permita que seamos afectados por las tribulaciones, estas no pueden separarnos de Dios ni quitarnos la herencia eterna que Dios tiene para nosotros. Y es por todo eso que podemos decir “¡no temeremos!”, a pesar de cuán temible sea la tribulación por la cual estemos pasando.

1ra parte; 2da parte; 3ra parte

Nunca te dejaré ni desampararé.

Joven alejándose

Una de las promesas que Dios ha repetido a los Suyos a lo largo de la historia es: “No te dejaré ni te desampararé” (Deu. 31:8; Jos. 1:5; Sal. 94:14; Is. 41:17; Heb. 13:5). ¡Cuánto consuelo tenemos en esta promesa!

El Dios con quien hemos sido reconciliados, gracias a Jesucristo, nunca jamás se apartará de nosotros –bajo ninguna circunstancia–. Él no nos dejará en ningún servicio al cual Él nos llame. Él no nos desamparará en ninguna necesidad o aflicción en la cual nos encontremos. Más bien, siempre será nuestro Ayudador (estará con y por nosotros). Por lo tanto, no hay nada que temer. Spurgeon dijo:

“Sé osado para creer, pues Él ha dicho: ‘No te desampararé ni te dejaré’. En esta promesa Dios da a su pueblo todas las cosas. ‘Yo no te dejaré’. Ningún atributo de Dios dejará de ser empleado para nuestro bien. ¿Dios es poderoso? Entonces manifestará su poder en bien de los que en Él confían. ¿Es amor? Entonces con amor desinteresado tendrá misericordia de nosotros. Cualquier atributo que forme parte de su carácter de la deidad, será empleado en tu favor” (Lecturas matutinas, Febrero 23).

Ahora, el consuelo que tenemos en esta promesa se vuelve fortísimo cuando consideramos que Aquel que promete es omnisciente. Él no es como aquel novio que le dice a su novia que siempre la amará, pero cuyo amor se apaga con el pasar del tiempo. Él no es como esa esposa que dijo en el altar “hasta que la muerte nos separe”, pero que en verdad significó “hasta que la enfermedad nos separe” o “hasta que la pobreza nos separe”.

Dios conoce todo acerca de ti justo ahora y Él sabe todo lo que pasará en el futuro; y Él te dice: “No te dejaré ni te desampararé”. Eso implica que ninguna debilidad que puedas mostrar hará que la promesa de Dios tambalee; eso implica que ningún pecado que puedas cometer tomará a Dios por sorpresa. Termino con la siguiente estrofa del himno Cuán firme cimiento se ha dado a la fe:

«Al alma que anhele la paz que hay en Mí,
Jamás en sus luchas la habré de dejar;
Si todo el infierno la quiere perder,
¡Yo nunca, no, nunca, la puedo olvidar!».

Una expresión importante.

Predicador: Pastor Huascar De Salas.
Pasaje bíblico: 1 Samuel 7:12.

Varias frases se han dicho en medio de guerras, en medio de circunstancias difíciles, en medio de hechos importantes, en la historia de la humanidad. Así mismo, pero con mayor importancia, la Biblia contiene frases para nosotros (Romanos 15:4). Hoy vamos a considerar una frase que se encuentra en 1 Samuel 7:12 y que es una expresión importante para nosotros –aun en el día de hoy–: “Entonces Samuel tomó una piedra y la colocó entre Mizpa y Sen, y la llamó Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ha ayudado el SEÑOR”.

SU CONTEXTO

Esta expresión se pronunció en el contexto de:

  • Humillación y arrepentimiento, del pueblo para con Dios, debido al pecado de idolatría (vv. 3, 4). Hoy es un buen momento para examinarnos a nosotros mismos y actuar en consecuencia –arrepentirnos de nuestros pecados–.
  • Oración, ya que Samuel clamó a Dios para que el pueblo fuera librado de sus enemigos (vv. 7-9). ¿Cuáles son los enemigos que enfrentas hoy? ¿Cuáles son tus filisteos (¿Vejez? ¿Enfermedades? ¿Incomprensiones y problemas?)?
  • El holocausto ofrecido por Samuel a Dios (v. 9), sacrificio que fue una sombra de Jesucristo. Es por Jesucristo, por Su sangre derramada, que podemos acercarnos a Dios, clamar a Él y ser respondidos.
  • La victoria que Dios concedió a Su pueblo (vv. 10, 11), a pesar de la gran dificultad que representaban los filisteos.

Entonces Samuel levanta un monumento, dice la frase, pronuncia la siguiente expresión: “Hasta aquí nos ha ayudado el SEÑOR”.

SU SIGNIFICADO

“Hasta aquí nos ha ayudado el SEÑOR” es, en primer lugar, una expresión de gratitud por lo que había pasado. “Hasta aquí” indica que hasta ese momento Dios había estado con su pueblo. Él no los había abandonado ni desamparado. Él prometió ser el Dios de ellos y se comprometió en ayudarles –y así lo hizo–. Charles Spurgeon dijo:

“El año toca a su fin y los años de mi vida van disminuyendo, más el tiempo no cambia a mi Señor. Nuevos inventos sustituyen o mejoran a los antiguos: Dios es el mismo. La fuerza puede trastornar los montes, mas no existe poder alguno capaz de afectar al Dios eterno. Ni lo pasado, ni lo presente, ni lo futuro puede hacer que cambie la benevolencia de Dios para conmigo”.

Esta expresión es, en segundo lugar, de confianza y esperanza futura. El que dice “hasta aquí” todavía no ha terminado. El que hasta aquí ha guardado a Su pueblo seguirá ayudándolo hasta el final. Dios lo ha prometido y no va a cambiar. Aun cuando Su pueblo se siente abandonado, Dios no los abandonado. Aunque aumenten los impuestos, aunque la salud empeore, Dios no nos abandonará. ¡Alabémosle y adorémosle por eso!

Estas anotaciones fueron tomadas del sermón, predicado por el pastor Huascar De Salas, titulado Una expresión importante. Usado con permiso.