EL MÉTODO
Deje que las palabras de la Escritura se conviertan en las palabras de sus oraciones. Por ejemplo, si usted ora a través del Salmo 23, lea “El señor es mi pastor”, y agradézcale a El por ser su pastor. Pídale que pastoree a su familia ese día, que los guíe, que los proteja y que provea para ellos. Ore para que El haga Sus ovejas a los miembros de su familia; que ellos puedan buscarlo a El como su pastor. Pídale a El que lo pastoree en las decisiones que tome relacionadas con su futuro. Ore para que El bendiga al pastor de su iglesia y lo pastoree como éste lo hace con la iglesia y así otras cosas. Cuando nada más venga a la mente, vaya a la siguiente línea, “nada me faltará”, y continúe orando. Simplemente vaya a través del pasaje, línea por línea, orando lo que usted encuentre en el texto o lo que le traiga a la mente. Si nada viene a la mente, o si no comprende el versículo, vaya al siguiente. Usted puede elegir si se extiende en un versículo. De manera opuesta, puede haber sólo algunas cosas que provocan oración cuando usted pasa por muchos versículos. Nada dice que usted deba orar sobre cada versículo. Continúe de esta manera hasta que (1) se le acabe el tiempo, o (2) se le acaben los salmos.
Una manera de elegir un Salmo para orar es la forma de “los salmos del día”. Esto divide a los 150 Salmos en 5 salmos para cada uno de los 30 días en un mes. Tome el día del mes como su primer salmo. Luego añada 30 al número que obtuvo hasta que tenga 5 Salmos. De esta manera, cuando sea el día 15 del mes, su primer salmo será el 15, le añade 30 y vaya al siguiente salmo que es el 45. A éste seguirían el 75, luego el 105 y el 135 (el día 31 emplee el Salmo 119). Tome 30 segundos para revisar estos Salmos y luego escoja uno para orar a través de él. Una ventaja de este método es que le otorga dirección cuando es tiempo de orar y combate la falta de rumbo.
Los Salmos son el mejor lugar de la Escritura a partir del cual se puede orar la Escritura. Esto se debe al propósito y empleo original de los Salmos. Estos eran cantos inspirados por Dios con el propósito de reflejarse hacia Él. Es más, hay un salmo para cada suspiro del corazón. El rango completo de la emoción humana se registra en los 150 Salmos. Sigue leyendo Whitney sobre «Orando a través de las Escrituras» [II]