¡Corre, cristiano, corre!

«Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Filipenses 3:13, 14. RVR1960).

Warren sobre «Las sobras de comida».

En estas sobras de comida, estoy rodeada de una abundancia casi inimaginable. Aquí, en mi mesa, hay un símbolo humeante de mi asombroso privilegio: tanta sopa de tacos que no pudimos comerla toda y pudimos conservarla durante días porque, a través de un proceso que ni siquiera puedo comprender, los humanos descubrieron la electricidad y descubrieron que el gas de tetrafluoroetano comprimido que pasa a través de bobinas puede mantener los alimentos a la temperatura adecuada para su máxima conservación.

Esta abundancia, la gran cantidad y variedad de alimentos y la capacidad de conservarlos durante días, asombrarían a gran parte del mundo y a la mayoría de las personas a lo largo de la historia. Pero he sido embotada a las maravillas delante de mí. Doy por sentado este alimento.

Este hábito de orar por la comida me entrena en un modo de estar-en-el-mundo. Me recuerda que mi experiencia personal no es lo que determina si algo es o no una gracia y una maravilla, y que algunos de los regalos más asombrosos son los que más fácilmente se pasan por alto. Estas comidas olvidadas me moldean y me forman.

[…]

Hay toda una industria a la que le gustaría que yo creyera que esta sopa de tacos es solo una sopa, simplemente una mercancía, un producto para ser consumido, sin nada que decir sobre la moralidad o lo que significa ser humano. Comer de esta manera me hace olvidar de dónde viene mi comida, ignorar su conexión con la tierra y con las personas que la cultivaron y cosecharon. Los sacrificios que representa esta sopa -tanto de personas como de animales- son invisibles para mí.

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Jesús como Admirable Consejero y Dios fuerte.

“Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos ha sido dado,
Y la soberanía reposará sobre Sus hombros. Y se llamará Su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).

El mensaje de Isaías 9:6 había sido relevante en el tiempo de Isaías, fue relevante en los días de Jesús –en quien se cumple últimamente esta profecía– y sigue siendo relevante hoy en día; ya que el pecado y sus consecuencias siguen presentes, pero también Jesús está vivo y sigue obrando.

Admirable Consejero

Aunque en la Biblia Reina Valera 1960 se separa con una coma “admirable” de “consejero”, los otros tres nombres tienen dos palabras cada uno, por lo que me inclino a pensar que “admirable” y “consejero” deben ser vistos justos. Isaías 28:29 parece confirmar mi punto: “También esto procede del Señor de los ejércitos, que ha hecho maravilloso Su consejo y grande Su sabiduría”.

¿Qué es un consejero? Es alguien a quien acudimos en busca de una recomendación cuando no sabemos qué hacer o cuando tenemos dos opciones frente a nosotros y no sabemos cuál es la mejor. Leemos en la Biblia que los reyes tenían consejeros que le daban asesoría. Esos consejeros debían ser personas sabias y prudentes.

En la Biblia encontramos ejemplos de malos consejeros: la madre del rey Ocozías le aconsejaba que actuara impíamente (2 Cro. 22:3) y sus consejeros también lo aconsejaban para su perdición. Ocozías terminó destruido.

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