Jesús es verdaderamente Dios, verdaderamente hombre y el único Salvador. Todo aquel que cree esa verdad, y vive de acuerdo con ésta, tiene vida eterna.
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¿Para qué Dios bajó al mundo como un hombre?
La encarnación de Dios en la persona de Jesús es, en palabras del pastor John MacArthur, la realidad más profunda e inescrutable en toda la historia. MacArthur comenta:
“El Eterno se conformó al tiempo, el Invisible se hizo visible y el Sobrenatural se redujo a sí mismo a lo natural. Sin embargo, en la encarnación el Verbo no dejó de ser Dios, sino que se volvió Dios en carne humana (i. e. deidad) sin disminución alguna en forma humana como varón o segundo Adán”.
VERDADERAMENTE HOMBRE
Jesús se cansó: “y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía” (Jn. 4:6).
Jesús tuvo sed: “Una mujer de Samaria vino a sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber»” (Jn. 4:7).
Jesús, ante la pérdida de un amigo que amaba, lloró: “Y cuando Jesús la vio llorando, y a los judíos que vinieron con ella llorando también, se conmovió profundamente en el espíritu, y se entristeció.«¿Dónde lo pusieron?», preguntó Jesús. «Señor, ven y ve», le dijeron. Jesús lloró.Por eso los judíos decían: «Miren, cómo lo amaba»” (Jn. 11:33-36).
Jesús murió: “Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: «¡Consumado es!». E inclinando la cabeza, entregó el espíritu… Cuando llegaron a Jesús, como vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas” (Jn. 19:30, 33).
VERDADERAMENTE DIOS
Jesús mismo dijo que Él era Dios: “Pero Jesús les respondió: «Hasta ahora Mi Padre trabaja, y Yo también trabajo». Entonces, por esta causa, los judíos aún más procuraban matar a Jesús, porque no solo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios Su propio Padre, haciéndose igual a Dios” (Jn. 5:17, 18).
Las obras de Jesús confirmaron que Él era Dios. Jesús perdonó los pecados: “Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados». Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones: «¿Por qué habla Este así? Está blasfemando; ¿quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?»” (Mr. 2:5-7); y Jesús resucitó de los muertos: “Ocho días después, Sus discípulos estaban otra vez dentro, y Tomás con ellos. Estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y dijo: «Paz a ustedes».Luego dijo a Tomás: «Acerca aquí tu dedo, y mira Mis manos; extiende aquí tu mano y métela en Mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente»” (Jn. 20:26, 27).
Continuar leyendo ¿Para qué Dios bajó al mundo como un hombre?El Viernes Negro de Jesús.
Viernes Negro (“Black Friday” en inglés) es el día en el que muchas tiendas ofrecen grandes descuentos y ofertas especiales, dando así inicio a la temporada de compras navideñas. Se celebra el último viernes de noviembre, justo después del día de Acción de Gracias en Estados Unidos. Y aunque la celebración comenzó en Estados Unidos, ésta se ha convertido en un fenómeno internacional.
Se han dado varias explicaciones sobre el origen del nombre. Una de ellas dice que el nombre “Viernes Negro” se debe a que, en este día, la cuenta de los comercios pasa de números rojos (pérdidas) a números negros (ganancias). Y todo eso me hace pensar en un viernes negro que se registró en la Biblia y los grandes beneficios que obtenemos por lo que pasó en éste.
SU REGISTRO
Quiero aclarar que la Biblia no nos da el origen de este fenómeno que hoy conocemos como “Viernes Negro” –este libro no fue escrito con ese propósito–. Y las bendiciones del viernes negro que se registra en la Biblia no tienen nada que ver con cosas materiales. Pero sí son mejores. Mucho mejores.
El viernes negro al cual me refiero fue registrado, bajo inspiración divina, por el evangelista Mateo. Éste, hablando en el contexto de la crucifixión y muerte de Jesús –que ocurrió un viernes–, dijo:
“Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena” (Mateo 27:45).
El solo hecho de que Mateo haya mencionado este inusual suceso debe hacernos pensar que éste tiene importancia. Nada registrado en la Palabra de Dios es accidental, ¡ni siquiera una letra! (véase Gál. 3:16) Pero eso no es todo, los evangelistas Marcos (15:33) y Lucas (23:44) también registraron la oscuridad que vino el viernes en el que Jesús fue crucificado.
SU SIGNIFICADO
Algunos han dicho que esta oscuridad fue causada por un eclipse solar. Otros la atribuyen al siroco del desierto. Pero lo cierto es que no sabemos qué (o cómo) causó esta oscuridad que vino sobre toda la tierra, desde el mediodía (hora sexta) hasta las tres de la tarde (hora novena).
Continuar leyendo El Viernes Negro de Jesús.Spurgeon orando Mateo 1:21
“Él salvará a Su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).
Señor, sálvame de mis pecados. Por tu nombre “Jesús” me siento animado a orar de esta manera. Sálvame de mis pecados pasados, para que el hábito de ellos no me mantenga cautivo. Sálvame de mis pecados de naturaleza, para que no sea el esclavo de mis propias debilidades. Sálvame de los pecados que continuamente están ante mis ojos, para que no pierda mi horror por ellos. Sálvame de mis pecados secretos; pecados que no percibo debido a mi falta de luz. Sálvame de los pecados súbitos y sorprendentes: no permitas que sea sacado de mi camino por la fuerza de la tentación. Sálvame, Señor, de todo pecado. No permitas que la iniquidad tenga dominio sobre mí. Solamente Tú puedes hacer esto. Yo no puedo romper mis propias cadenas ni eliminar a mis propios enemigos. Tú conoces la tentación, pues Tú fuiste tentado. Tú conoces el pecado, pues Tú cargaste con el peso de ese pecado. Tú sabes cómo socorrerme en mi hora de conflicto. Tú puedes salvarme de pecar, y salvarme cuando he pecado. Se ha prometido en Tu propio nombre que harás esto, y yo te ruego que en este día me permitas comprobar esa profecía. No permitas que ceda al mal carácter, o al orgullo, o al desaliento o a cualquier forma de mal; pero sálvame para santidad de vida, para que Tu nombre, Jesús, pueda ser glorificado en mí abundantemente.
Este artículo fue tomado de: Charles H. Spurgeon. Chequera del banco de la fe, Octubre 20.