El ladrón que fue al paraíso.

El relato del ladrón sobre la cruz es una descripción gráfica de lo que significa ser salvo por gracia: ese ladrón merecía todo lo opuesto a lo que recibió. Él merecía el tormento eterno del infierno lejos de la presencia y bendición de Jesús, pero obtuvo el paraíso con Jesús.

Dios paga la deuda.

En el artículo anterior vimos como el salmista expresa, en el Salmo 130, que se siente como en “abismo de muchas aguas”. Y todo eso debido a su pecado. Pero el salmista no es el único pecador. Ya que todos sin excepción son pecadores –incluyéndome–, culpables, delante de Dios; la única esperanza1 de la humanidad es el perdón de Dios: que Dios vea al pecador y le diga “¡sin culpa!”, que Dios no le tome en cuenta los pecados, que Dios borre el registro de todos los delitos cometidos, que Dios no guarde rencor ni haga pagar o castigue al pecador por el delito que cometió.

Ahora, ¿sabes cuál es la buena noticia –tanto para el salmista como para todos nosotros–? ¡Qué eso es exactamente lo que hay en Dios! El Salmo 130:4 dice: “Pero en ti hay perdón, para que seas temido”. ¡Hay perdón de todos los pecados –sin importar cuán graves sean–! ¡Dios es perdonador –eso está en Su naturaleza–!

La segunda parte del versículo dice que en Dios hay perdón para que Dios sea temido o, como dice la traducción Reina Valera 1960, “reverenciado”. Esa idea no aparece únicamente en este versículo: “escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y perdona, actúa y da a cada uno conforme a todos sus caminos, ya que conoces su corazón (porque solo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres), para que te teman todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que diste a nuestros padres” (1 Re. 8:39, 40); “Los limpiaré de toda la maldad que cometieron contra mí, y perdonaré todas las iniquidades con que pecaron contra mí y con las que se rebelaron contra mí. Y la ciudad será para mí un nombre de gozo, de alabanza y de gloria ante todas las naciones de la tierra, que oirán de todo el bien que yo le hago, y temerán y temblarán a causa de todo el bien y de toda la paz que yo le doy»” (Je. 33:8, 9). Sigue leyendo Dios paga la deuda.

“Dejo de ser una modelo de Victoria’s Secret para ser una esposa de Proverbios 31”.

Mujer con vestido

Kylie Bisutti es una mujer que tuvo lo que muchas chicas hoy en día anhelan: después de ganar una competencia de modelaje en el 2009, Kylie se convirtió en un ángel de Victoria’s Secret –una popular compañía que diseña lencería y otros productos de belleza femenina–. Sin embargo, poco tiempo después, ella dejó de modelar debido a que eso no iba acorde con sus valores cristianos. Ella dijo: “Dejo de ser una modelo de Victoria’s Secret para ser una esposa de Proverbios 31”. Mientras muchos consideran que tal cosa es una estupidez, Dios lo considera sabio.

Proverbios 31:30 dice: “Engañosa es la gracia y vana la belleza, pero la mujer que teme al Señor, ésa será alabada”. El versículo habla acerca de la gracia, la belleza y el temor al Señor. Veamos brevemente cada una de éstas: La gracia hace referencia al buen o agradable trato que se tiene hacia otras personas. La belleza hace referencia al atractivo físico. Y el temor al Señor hace referencia a una confianza personal en Dios o, en otras palabras, a una relación cercana con Dios.

Este versículo de Proverbios 31 no quiere decir que tener un buen trato hacia otras personas (la gracia) y ser atractiva físicamente (la belleza) son pecados. La Biblia dice que Jesús crecía en gracia para con los hombres (Lc. 2:52). La Biblia también dice que Sara, una mujer santa que esperaba en Dios, era una mujer muy hermosa (Gn. 12:11, 14). Estas dos cualidades no son malas siempre y cuando sean vistas como secundarias.

Este versículo de Proverbios 31 sí quiere decir que tener una confianza personal en Dios o una relación cercana con Él es mejor que tener gracia y tener belleza. La gracia es engañosa porque puede ser fingida. Y la belleza es vana porque es fugaz. Pero una mujer que teme al Señor será alabada por los hombres y es de grande estima delante de Dios.

¿Cómo luce una mujer para quien el temor al Señor es lo más importante? Ella buscará temer al Señor primeramente; ella buscará agradar a Dios antes que a los hombres y no descuidará su relación con Dios debido a un exagerado cuidado de su apariencia física. ¿Cómo luce un hombre para quien el temor al Señor es lo más importante? Él buscará para sí a una mujer que tema al Señor primeramente; él no buscará para sí a una mujer con gracia y hermosura pero que no teme al Señor.

No es inofensivo, pero es bueno.

“¿Es él inofensivo?”, dijo Susan; “Me sentiría muy nerviosa si me encontrara con un león”.

“Así será, querida, sin duda alguna”, dijo la Sra. Castora; “si alguien puede parecer delante de Aslan sin que le tiemblen las rodillas, es la persona más valiente o simplemente la más tonta”.

“¿Entonces él no es inofensivo?”, dijo Lucy.

“¿Inofensivo?”, dijo el Sr. Castor; “¿no escuchaste lo que dijo la Sra. Castora? ¿Quién mencionó inofensivo? Claro que Aslan no es inofensivo. Pero él es bueno. Te digo, él es el Rey”.

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No es inofensivo No es inofensivo

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