Recientemente leí una frase chocante que se le atribuye a alguien que se llama a sí mismo “ministro de Dios”. Esta frase, aunque no textualmente, pero sí explícitamente (claramente) expresa que Dios necesita de nosotros; da a entender como si Dios no pudiera ser aparte de nosotros. Más que chocante esto es una blasfemia.
¿DIOS NOS NECESITA PARA «EXISTIR», O MÁS BIEN «SER»?
En Éxodo 3, se relata que Moisés le preguntó a Dios Su nombre (v. 13) y la respuesta de Dios fue: «YO SOY EL QUE SOY» (v. 14). Parte de lo que revela ese nombre de Dios es Su auto-existencia. Él no necesita de nadie, fuera de sí mismo, para ser. Al contrario Él es el Creador y Sustentador de todas las cosas. Por lo tanto, la repuesta a la pregunta planteada es negativa –Dios no nos necesita para ser.
¿DIOS NOS NECESITA PARA LLEVAR A CABO SU OBRA?
En Mateo 16:16 leemos que Dios le reveló a Simón Pedro que Jesús es «el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Después de Jesús llamar bienaventurado a Simón, le dice: «tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella» (v. 18). No voy a detenerme en las palabras griegas que Jesús utilizó en este versículo, más bien quiero que notes que Jesús dijo que la iglesia es de Su pertenencia y que Él mismo la edificaría –ningún otro: «[Yo] edificaré mi iglesia«. Por lo tanto, la repuesta a la pregunta planteada es negativa –Dios no nos necesita para llevar a cabo su obra.
¿DIOS NECESITA NUESTRA ADORACIÓN?
En Hechos 17:16-34, se relata la visita del apóstol Pablo a Atenas. Allí, Pablo deja claro la diferencia entre los ídolos y el Dios verdadero con las siguientes palabras: «El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas» (24,25). Por lo tanto, la repuesta a la pregunta planteada es otra vez negativa –Dios no necesita adoración de nuestra parte.
PENSAMIENTO FINAL
Dios no necesita de nosotros, nosotros sí necesitamos de Él. Sin embargo, en Su gracia, Él nos ha dado el privilegio, la bendición de participar en Su obra como Sus instrumentos y de rendirle adoración.