Antes de usar las redes sociales.

El 8 de marzo del 2023 la empresa Brandwatch publicó una recopilación de datos sobre redes sociales que analiza las principales plataformas y cómo las personas en todo el mundo las usan. Éstas son algunas estadísticas generales de las redes sociales:

  • Para diciembre del 2022, la población mundial total era de alrededor de 8 mil millones.
  • Para junio del 2022, Internet tenía 5.473 millones de usuarios.
  • Hay 4.620 millones de usuarios activos en las redes sociales [el 84% de los usuarios en Internet].
  • En promedio, la Generación Z y los Mileniales tienen 8.5 cuentas de redes sociales por usuario.
  • El tiempo promedio diario dedicado a las redes sociales es de 147 minutos al día.

Ahora, Paul David Tripp señala una triste realidad: “La mayoría de nosotros no vamos a nuestros sitios favoritos para buscar los últimos actos de gentileza y amabilidad. Los temas del momento en las redes sociales no suelen ser sobre la dignidad humana, el amor, la misericordia, la justicia o el perdón. Las horas en las redes sociales no tenderán a animarte ni a estar mejor preparado para tratar a tu prójimo con dignidad y amor. Las redes sociales no tenderán a encender y motivar tu respeto y aprecio por los demás”.

Es por todo eso que las palabras de Dios, a través del apóstol Pablo, en Filipenses 4:8 son tan necesarias. El versículo dice lo siguiente:

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten”.

Dentro de las exhortaciones prácticas que el apóstol Pablo da al final de su carta a los Filipenses, él dice: “mediten”. El apóstol nos llama a estar atentos a algo, a tener presente algo de forma continua. ¿Y qué es ese algo?

  1. Lo verdadero: que corresponde con la realidad, que está de acuerdo a la Palabra de Dios.
  2. Lo digno: que merece respeto y honor.
  3. Lo justo: que es correcto, es conforme a los estándares de Dios y es aprobado por El.
  4. Lo puro: que está libre de toda contaminación, limpio, es santo.
  5. Lo amable: que provoca amor, agradable.
  6. Lo honorable: que tiene buena reputación.
  7. Virtud: que es moralmente excelente.
  8. Merece elogio: que es loable, merece aprobación.

Así que, antes de detenerte a considerar una publicación –o antes de hacer una publicación–, pregúntate: ¿Esto corresponde con la realidad? ¿Merece honor? ¿Es esto algo que Dios aprobaría? ¿Es esto limpio? ¿Esto provoca amor? ¿Esto tiene buena reputación? ¿Es esto moralmente excelente? ¿Esto merece aprobación?

Si puedes responder afirmativamente a esas preguntas, entonces continúa. Pero si no puedes, entonces desiste.

¡Qué Modelo! ¡Qué Salvador!

Marcos, en el capítulo 14 de su evangelio, relata como Jesús fue traicionado por Judas y arrestado. También relata que al llevar a Jesús al sumo sacerdote, se reunieron allí todos los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas.

Todo ese concilio, que era como la Corte Suprema de los judíos, sólo quería una cosa: destruir o darle muerte a Jesús. Es por eso, que la primera parte del versículo 55 dice: “Y los principales sacerdotes y todo el Concilio procuraban obtener algún testimonio para dar muerte a Jesús”. Pero la última parte de ese mismo versículo agrega inmediatamente: “no lo hallaban”. No pudieron encontrar en Jesús algún delito por el cual ser condenado.

Y el relato nos dice que no faltaron personas que dieran falso testimonio contra Jesús, al contrario, se nos dice que “muchos” lo hicieron. Pero aun así, sus testimonios no coincidían. La ley judía establecía que “al que ha de morir se le dará muerte por la declaración de dos o tres testigos. No se le dará muerte por la declaración de un solo testigo” (Deu. 17:6).

Los falsos testigos, en su intento de tener algo en contra de Jesús, tergiversaron Sus palabras. Ellos afirmaron que habían escuchado a Jesús decir: “Yo destruiré este templo hecho por manos, y en tres días edificaré otro no hecho por manos”. ¿Había Jesús dicho eso? Sí, pero Él se refería a Su cuerpo –no al templo físico–. Pero Marcos vuelve a decir en su relato: “Y ni siquiera en esto coincidía el testimonio de ellos” (v. 59).

Jesús permaneció en silencio ante todos aquellos que testificaban contra Él, hasta que el Sumo Sacerdote le preguntó: “¿Eres Tú el Cristo, el Hijo del Bendito?” (v. 61). Fue entonces cuando Jesús abrió Su boca y dijo explícitamente: “Yo soy; y verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo con las nubes del cielo” (v. 62). Dejando así claro que Él estaba completamente seguro de quién era e invitándonos a todos nosotros a estar seguros de quien Él es.

Fue por esa respuesta que Jesús fue acusado de blasfemia y declarado digno de muerte. Ahora, debido a que Jesús verdaderamente era quien había dicho ser –lo cual demostró al resucitar después de tres días–; Su respuesta no fue una blasfemia y Él seguía siendo inocente.

UN HOMBRE INTACHABLE

Jesús es el modelo perfecto de integridad, rectitud y de un carácter intachable. Todos sus enemigos se unieron para buscar algo en Sus palabras o acciones que pudieran usar en Su contra y condenarlo. Y debido a que Jesús estaba ante Sus enemigos y no ante otro grupo, la búsqueda de algo en Su contra fue minuciosa, muchas mentiras fueron dichas y Sus Palabras fueron tergiversadas. Pero al final, Jesús seguía siendo irreprensible. A pesar de los dardos y flechas que Sus enemigos le lanzaron con la mayor precisión y con todas sus fuerzas, Jesús se mantuvo en pie.

Pero Jesús no es sólo un modelo, Él es principalmente el Salvador. Si, como Jesús, estuviéramos parados delante de personas que se oponen a nosotros, no pasaría mucho tiempo para que ellos encontraran algo en nuestra contra. Y aun si fuera posible ser declarados inocentes delante de ellos, no sería así si estuviéramos delante del Dios que es tres veces santo y conoce todo nuestros pensamientos y cada una de nuestras motivaciones. Pero Jesús vivió la vida perfecta que nosotros no vivimos y murió la muerte que nosotros merecíamos para así salvarnos.

¡Qué Modelo a imitar y que Salvador en quién confiar tenemos en Jesús!

Mis tuits favoritos [14]

  • «No todos mis deseos han sido cumplidos, pero Tu amor me los ha negado» –El Valle de la Visión, tuiteado por Kevin DeYoung.
  • «Debido a que no fuiste salvado por el bien que hiciste, no puedes perder tu salvación por el mal que ahora haces» –Paul David Tripp.
  • «Sí, tu Padre Celestial te disciplinará, pero nunca le dará la espalda a ninguno de Sus hijos ni los echará de la familia» –Paul David Tripp.
  • «[La navidad] es un recordatorio poderoso y dramático de que no importa cuánto tiempo tome, Dios siempre cumple Sus promesas» –Paul David Tripp.
  • «Vi que el primer negocio al que debía atender cada día era el de tener mi alma feliz en el Señor» –George Müller, tuiteado por David Platt.
  • «Dice el necio en su corazón: No hay Dios (Sal.14:1). Su conciencia testifica que hay un Dios, pero la fuerza a negarlo. Eso es necedad. –Oscar Arocha.
  • «Como un cirujano, los verdaderos amigos sólo te cortan para curarte» –Timothy Keller.
  • «¿Es realmente inteligente obligar a Dios a operar de acuerdo con nuestra sabiduría limitada?» –Timothy Keller.
  • «Totalmente conocido, pero verdaderamente amado. Punto» –Timothy Keller.
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“Te amo así de mucho”.

Después de que el apóstol Pablo nos dice [en Romanos 5] la cruda verdad de que “difícilmente habrá alguien que muera por un justo” y que “tal vez alguno se atreva a morir por el bueno”; él pasa a decirnos la verdad más asombrosa de todas:

“Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (v. 8).

Según ese versículo, Dios no tan solo ha dicho “te amo”; sino que también lo ha demostrado, lo ha probado, lo ha hecho público, lo ha exhibido, lo ha acreditado. ¿En qué podemos ver ese amor de Dios? ¿Cómo podemos saber cuán grande es el amor de Dios? ¿Qué regla puede medirlo? El amor de Dios puede ser visto o puede ser medido sabiendo (1) a quiénes él amó y (2) qué Él dio a quienes amó:

¿A QUIÉNES DIOS AMÓ?

¿A quiénes Dios amó? A nosotros. ¿Quiénes somos nosotros? Pecadores (lo contrarío al justo y al bueno: injustos y malos), débiles (impotentes para acercarse a Dios o hacer algo lo suficientemente excelente como para que Dios se acerque a ellos), impíos (aquellos con un carácter diferente al carácter santo de Dios) y enemigos (rebeldes a Dios y Su ley). ¡A esos fue quienes Dios amó de pura gracia! Él no le debe amor a nadie, Él quiso amarlos.

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