¿Por qué admiro a Superman, pero amo a Jesús?

Pocas personas saben que Superman es mi superhéroe favorito —al menos dentro del Universo DC—. Recuerdo cuando salió el primer adelanto de la nueva película dirigida por James Gunn: jamás en mi vida había repetido un video tantas veces como lo hice con ese mini-tráiler.

El pasado 11 de julio de 2025 se estrenó Superman en los cines de Estados Unidos. Durante su primer fin de semana, la película recaudó 217 millones de dólares a nivel global, y para el 20 de julio ya acumulaba aproximadamente 408 millones en taquilla mundial. Hasta la fecha, cuenta con un 83 % de aprobación por parte de los críticos y un impresionante 92 % de la audiencia en Rotten Tomatoes.

Admiración

No me sorprende saber que no soy el único que admira a Superman. Después de todo, él representa la esperanza —de hecho, el símbolo en su pecho significa justamente eso en kryptoniano—. Es compasivo, busca hacer el bien a quienes lo rodean, incluso si eso implica sacrificios personales. A pesar de su enorme poder, elige contenerse; actúa con humildad y un profundo sentido de justicia.

Sin embargo, Superman no deja de ser un personaje ficticio creado en 1938 por Jerry Siegel (guionista) y Joe Shuster (dibujante).

Adoración

Ahora bien, yo no solo admiro a Jesús… yo lo adoro: lo amo, lo alabo, obedezco Su Palabra y confío en Él. ¿Por qué? Porque, mientras que Superman es un personaje ficticio, Jesús es real. Y eso cambia todo.

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¡Dios reina para siempre!

“El SEÑOR reinará para siempre, tu Dios, oh Sión, por todas las generaciones. ¡Aleluya!” (Salmos 146:10).

Cuando el salmista dice que el Señor “reinará” no quiere decir que Dios no está reinando ahora pero que en el futuro lo hará. Dios no es un candidato a la presidencia que necesita de nuestros votos para ganar. La Biblia afirma una y otra vez que Dios es, ahora mismo, el Rey:

  • Salmos 47:2 dice que el Señor “Rey grande es sobre toda la tierra”;
  • en el versículo 7 del mismo Salmo se dice que “Dios es Rey de toda la tierra”;
  • y en Salmos 103:19 dice que el “Señor ha establecido Su trono en los cielos, y Su reino domina sobre todo”.

Dios “reinará” en el sentido de que Él es Rey ahora y seguirá siendo Rey. Eso se confirma en el mismo versículo, el cual no sólo dice que Dios reinará, sino también “para siempre”. Y después se agrega “por todas las generaciones”. A diferencia de los hombres que mueren, este rey nunca muere y, por lo tanto, Su reinado es eterno. Su reino no acaba después de cuatro años. Nadie le quitará el puesto. Él nunca renunciará.

¿Y cómo es este Rey que reinará para siempre? Los versículos 5 al 10 de este Salmo nos proveen la respuesta a esa pregunta. Este Rey es todopoderoso y bueno: Él hizo el universo y todo lo que hay en él, Él habla siempre la verdad, Él hace justicia a los que son oprimidos, Él alimenta a los hambrientos, Él da libertad a los que están esclavizados, Él abre los ojos de los ciegos, Él consuela a los que están tristes, Él ama a los justos, Él vela y protege a los extranjeros, Él es el Padre de los huérfanos y el defensor de las viudas, Él frustra los planes de los malvados. ¡Sin duda éste es el mejor Presidente de todos!

¿Y quién tiene el mejor Presidente de todos? El salmista dice que el Señor es Rey de Sión. Sión hace referencia al pueblo de Dios. ¿Es el Dios de la Biblia tu Dios? ¿Es Él el Capitán que guía tu vida? ¿Es Él en quien confías y no en los hombres o en ti mismo para salvación? ¿Son los méritos perfectos de Jesús tuyos por la fe? ¡Entonces sabe que tú eres parte de ese pueblo que tiene a ese Dios como su Rey!

Es muy importante que abraces a Dios como tu Rey, que hagas de esta verdad tuya, porque sólo así podrás tener la seguridad de que Dios hará para ti todo lo que dicen los versículos 5 al 10. Matthew Henry, comentando el versículo que dice el Señor ama a los justos, dijo que los creyentes “pueden confiar más en Su poder cuando están más seguros de Su buena voluntad hacia ellos”.

Así que, sea que el candidato por el que votaste esté en el poder o no, recuerda que Dios reina para siempre. Y sin duda cumplirá todos Sus planes, los cuales siempre son para Su mayor gloria y el mayor bien de Su pueblo.

“Cuando el poder perfecto se encuentra con la compasión perfecta, [y a eso se le suma una duración para siempre] somos libres de caer en los brazos del Señor con tranquila confianza. Él es poderoso y, por tanto, capaz de librarnos; Él es amoroso y por eso quiere hacerlo” (ESV Devotional Psalter).

Gritemos junto al salmista: ¡¡Aleluya!!

La tensión [saludable] en nuestras oraciones.

En Mateo 5:9-13 encontramos una oración muy popular, conocida como “El Padrenuestro”. El Padrenuestro es una oración modelo que contiene ideas o principios que deben estar presentes en nuestras oraciones. Jesús nunca tuvo la intención de que esta oración fuera repetida una y otra vez al pie de la letra.

¿Cómo sabemos eso? ¡Fácil, ni Jesús ni Sus discípulos la repitieron una y otra vez! Así que, repetir el Padrenuestro al pie de la letra sin saber lo que significa o sin ser sinceros se parece mucho a lo que Jesús reprende en el versículo 7 cuando dice “no usen vanas repeticiones”.

CONFIANZA

Lo primero con lo que nos encontramos en esta oración es que Jesús nos enseñó a acercarnos a Dios como nuestro “Padre”. Su equivalente en arameo sería “Abba”. Jesús pudo habernos enseñado a acercarnos a Dios diciendo “Soberano”, porque ciertamente El es soberano; pero escogió “Padre”. Él pudo habernos enseñado a acercarnos a Dios diciendo “Señor” o simplemente “Dios”, porque ciertamente El es Señor, El es Dios; pero escogió “Padre”. Él pudo habernos enseñado a acercarnos a Dios con cualquier otro atributo de Dios, y sería correcto; pero escogió “Padre”.

La Biblia nos dice que como Padre, cuando Dios mira la debilidad de Sus hijos, Él se conmueve o Sus entrañas se mueven. Como Padre, Dios ama a Sus hijos. Y porque los ama El sonríe cuando los ve, se deleita en ellos. Y porque los ama El es bueno en todos sus tratos para con ellos, usa todos Sus atributos para el bien de ellos. Y porque los ama El es paciente tanto al no disciplinarlos inmediatamente cada vez que pecan como al aceptar su obediencia imperfecta. Porque los ama El los perdona. Y aun cuando El los disciplina debido a sus pecados, lo hace porque los ama. Como Padre, Dios se ha comprometido a proveer alimento, abrigo y todo lo demás que Sus hijos necesiten.

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