¿Debo votar? ¿Por quién? ¿Y si no gana?

En el artículo anterior dije que el único que acabará total y definitivamente con todos los males de nuestra sociedad es Jesucristo –no algún candidato político–. Sin embargo, aclaré que eso no significa que no ejerceremos el voto; sino que no pensaremos que aquel por quien votaremos es el Mesías o nuestro Salvador.

¿DEBO VOTAR?

Votar no es tan solo un derecho que tenemos como ciudadanos, sino también un deber. Y como cristianos Dios nos llama, a través de Su Palabra, a someternos a las autoridades que nos gobiernan:

“Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación” (Romanos 13:1, 2).

¿POR QUIÉN VOTAR?

La Biblia dice claramente que «no hay justo, ni aun uno» (Romanos 3:10). Ahora, eso no quiere decir que el hombre sin la gracia salvadora de Dios es tan malo como podría llegar a ser. Dios, en Su gracia común, refrena el pecado de los pecadores que no son cristianos para que no sea tan pecaminoso como podría ser. Sigue leyendo ¿Debo votar? ¿Por quién? ¿Y si no gana?

Proverbios bíblicos pertinentes.

Pronto se han de efectuar las elecciones presidenciales en nuestro país. He aquí algunos proverbios bíblicos pertinentes para la época, que deben considerar tanto los ciudadanos como los futuros gobernantes:

  • «Se prepara al caballo para el día de la batalla, pero la victoria es del SEÑOR» (21:31).
  • «La justicia engrandece a la nación, pero el pecado es afrenta para los pueblos» (Pro. 14:34).
  • «No convienen al necio las palabras elocuentes; mucho menos al príncipe los labios mentirosos» (17:7).
  • «Es abominación para los reyes cometer iniquidad, porque el trono se afianza en la justicia» (16:12).
  • «El rey sabio avienta a los impíos, y hace pasar la rueda de trillar sobre ellos» (20:26).
  • «Lealtad y verdad guardan al rey, y por la justicia sostiene su trono» (20:28).
  • «Quita al malo de delante del rey, y su trono se afianzará en la justicia» (25:5).
  • «Al príncipe que es gran opresor le falta entendimiento, pero el que odia las ganancias injustas prolongará sus días» (28:16).
  • «El rey con la justicia afianza la tierra, pero el hombre que acepta soborno la destruye» (29:4).
  • «El rey que juzga con verdad a los pobres afianzará su trono para siempre» (29:14).
  • «No es para los reyes, oh Lemuel, no es para los reyes beber vino, ni para los gobernantes desear bebida fuerte» (31:4).
  • «Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y El enderezará tus sendas. No seas sabio a tus propios ojos, teme al SEÑOR y apártate del mal. Será medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos» (3:5-8).

Acerca de las resoluciones.

Un nuevo año empieza y es normal que las personas hagan sus resoluciones. Se planea hacer ciertas cosas, dejar de hacer otras. Algunos determinan iniciar una dieta y hacer más ejercicios, otros determinan hacer ciertas cosas en relación con Dios (p. ej. Leer más la Biblia, orar más, tener una comunión más íntima con Dios). Quiero hablarles principalmente a estos últimos.

No creo que hacer resoluciones sea incorrecto. A los largo de la historia siervos de Dios, como Jonathan Edwards, hicieron resoluciones por la causa de Cristo. También en la Biblia encontramos el ejemplo de David, quien había jurado y confirmado que guardaría las justas ordenanzas de Dios (Sal. 119:106); Daniel propuso en su corazón no contaminarse con los manjares del rey ni con el vino que él bebía (Dn. 1:8); Pablo decidió, en el espíritu, ir a Jerusalén después de recorrer Macedonia y Acaya (Hch. 19:21); Pablo también oró a Dios por los Tesalonisenses, para que Él cumpla todo deseo de bondad y la obra de fe (2 Ts. 1:11). Creo también que las resoluciones pueden cuidarnos de clamar a Dios, pero no marchar; es decir, orar a Dios por ayuda, pero no actuar responsablemente o hacer uso de los medios que Él ha establecido (Ex. 14:13-16; Flp. 2:12,13). Sin embargo, he aquí algunas consideraciones –aunque muchos de los pasajes bíblicos hablan de los votos, el mismo principio puede aplicarse a nuestro tema: Sigue leyendo Acerca de las resoluciones.