#1. Hace que los santos [cristianos] recuerden sus pecados más que a su Salvador, sí, incluso hasta olvidar y descuidar a su Salvador.
Como remedio, considera:
- Aunque Jesucristo no ha librado a los creyentes de la presencia del pecado, Él los ha librado de su poder condenatorio.
- Aunque Jesucristo no ha librado a los creyentes del irritante y molesto del pecado, los ha librado del reino y dominio del pecado.
- Es necesario poner un ojo en la promesa de la remisión de los pecados, y el otro ojo en las operaciones internas del pecado.
- Los pecados de los creyentes han sido cargados a la cuenta de Cristo como deudas que Él ha satisfecho plenamente.
- El Señor tiene buenas razones para permitir que su pueblo se turbe con la corrupción pecaminosa.
- Los creyentes deben arrepentirse de estar desalentados por sus pecados.
#2. Hace que los santos hagan definiciones falsas de sus gracias.
Como remedio, considera:
- Puede haber verdadera fe, incluso una gran fe, donde no hay seguridad.
- Las Escrituras definen la fe de otra manera a la que Satanás tienta a los santos a definirla.
- Puede haber verdadera fe donde hay mucha duda.
- La seguridad es un efecto de la fe, no la fe misma.
#3. Hace que los santos hagan inferencias falsas a partir de las acciones dolorosas de la Providencia.
Como remedio, considera:
- Muchas cosas, aunque contrarias a nuestros deseos, no son contrarias a nuestro bien.
- La mano de Dios puede estar en contra de un hombre cuando Su amor y Su corazón están puestos sobre él.
- Las providencias dolorosas son enviadas por Dios para obrar algún bien noble para los santos.
- Todas las providencias extrañas y profundas con las que se encuentran los creyentes los adelantan en su camino al cielo.